Querétaro, Qro., 28 de mayo. En huelga desde hace más de tres años, 147 integrantes del Sindicato de Obreras y Obreros del Ramo Textil Paz y Trabajo se turnan para hacer guardias a las puertas de la fábrica Corporación Lanas Merino, ubicada en el barrio San Francisquito de la capital queretana.

José Luis Rojas Hernández, secretario general del sindicato, explica que el 10 de abril de 2007 colocaron la bandera rojinegra debido a que el propietario, Mordjay Kletzel Friman, dejó de pagar la cuota obrero-patronal al Instituto Mexicano del Seguro Social e Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, además de cubrir sólo la mitad del salario a los trabajadores y no brindar material de seguridad para el desempeño adecuado de su labor.

Los trabajadores reclaman 24 millones de pesos, entre salarios caídos y la restitución de sus derechos a servicios de salud y vivienda. Para concluir su movimiento, la patronal sólo les ofrece tres millones cien mil pesos: menos de 20 por ciento de lo que les corresponde.

Para que acepten su propuesta, representantes de la empresa han acudido a los domicilios de los empleados para convencerlos de continuar sus labores en este centro en el que elaboraban hilo cristal para la costura, bordado y tejidos, explica Rojas Hernández.

Además, los abogados de Kletzel Friman han interpuesto amparos para no reconocer el laudo emitido por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje en favor del sindicato. El último fue del 3 de junio de 2009 y la patronal se amparó para que no surtiera efecto, es decir, reconocer las demandas laborales de los trabajadores de Lanas Merino.

Durante este tiempo en huelga, el patrón ha intentado anular el registro del sindicato, pues supuestamente el padrón de afiliados es falso y ha interpuesto demandas penales ante la Procuraduría General de Justicia del Estado contra los dirigentes por presunta falsificación de documentos para registrar a los sindicalizados.

Al no prosperar las demandas penales porque los supuestos documentos falsificados no están radicados en Querétaro, la querella fue interpuesta ante la Procuraduría General de la República, señalan los trabajadores.

De repente nos habla (Mordjay Kletzel) para recordarnos que estamos demandados y si aceptamos las propuestas que él está haciendo se retira en automático la querella, recordó Rojas Hernández.

Plan de huelga

Para mantener vigilancia afuera de la empresa, los trabajadores instalaron un campamento construido con lonas de deshecho. Dentro tienen sillones y colchonetas, así como una parrilla. En tres turnos, entre 12 y 20 personas cuidan la entrada, mientras el resto busca trabajos temporales para mantener a su familia.

Asimismo, recolectan botellas de plástico, latas y papel, de cuya venta obtienen aproximadamente mil pesos al mes, que utilizan para gastos del movimiento y para viajar al estado de México, donde está radicada la demanda laboral, pues la empresa es de jurisdicción federal.

En mi caso tengo un hijo que trabaja, mi esposa de repente hace algún trabajito y eso me ha ayudado a estar aún aquí, explicó José Luis Rojas.

Gloria Martínez Pérez, quien trabajó 30 años en Lanas Merino, comenzó también la huelga pero falleció el 30 de diciembre de 2007 tras sentirse mal en el campamento. Se quedó esperando justicia, lamentan sus compañeros.

Recordaron que en el gobierno del panista Francisco Garrido Patrón (2003-2009) se reunieron con su secretario del Trabajo, Manuel Camacho Sandoval, lo que fue decepcionante pues les dijo que por ser un asunto federal, su caso no podía ser atendido por autoridades estatales.

El actual gobernador, el priísta José Calzada Rovirosa, les prometió turnar una carta a la Secretaría del Trabajo federal para informarle sobre el caso y definir cómo puede intervenir para agilizar la conjura de la huelga.

Desafortunadamente ya se ha perdido el amor al sindicato, ahora todo mundo ve por sus intereses, indicó José Luis Rojas, quien pidió ser vistos como ejemplo de permanencia y lucha por sus derechos laborales.