Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) y el Observatorio Eclesial consideraron un avance el reconocimiento hecho por el papa Benedicto XVI de que en la crisis por pederastia clerical, el mayor ataque al catolicismo no viene de fuera, sino desde dentro de la institución.

No obstante, insistieron en que, necesariamente, la Iglesia debe aderezar esa aceptación de culpa con el despliegue de medidas concretas para proporcionar justicia y reparación del daño a las víctimas y reconocer el encubrimiento. Si no, se corre el riesgo de quedarse en las palabras, advirtieron.

Consuelo Mejía, directora de CDD, señaló que para hacer congruente el discurso con las acciones, la Iglesia está obligada a adoptar medidas para revisar a profundidad su estructura, para que no se repitan esos delitos.

Aparte, Gabriela Juárez Palacios, secretaria ejecutiva del Observatorio Eclesial, remarcó queel comentario del Papa sí puede entenderse como un avance, porque está reconociendo que uno de los argumentos esgrimidos por diversos sectores del clero no tendría fundamento sólido; esto es, que la situación respondería a una campaña de desprestigio orquestada por enemigos del clero.

Abundó que aunque las declaraciones papales sean fuertes, eso no quita que la Iglesia debe ir al fondo del asunto y acompañar sus palabras con la justicia para las víctimas. Sí puede haber perdón, pero con justicia, tanto en los ámbitos civil como religioso.

Añadió que actualmente muchos religiosos están conscientes de que en esta situación se debe ir por la línea de la justicia. Comentó que también se ha planteado que al término del Año Sacerdotal –en junio próximo– se haga un fuerte pronunciamiento y se pida perdón una vez más.

Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas, señaló que en el contexto de estos escándalos, negar hechos que son reales no es el camino de la redención, pero advirtió que tampoco hemos de caer en un obsesivo complejo de culpa, como si toda la institución eclesial estuviera manchada. El puntito negro en la página blanca es lo que más se nota, pero la pléyade de santos, pasados y presentes, es la que hace brillar a la Iglesia, dijo.