La directora del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Yoloxóchitl Bustamante Díez, aseguró que la educación superior juega un papel estratégico e insoslayable en la construcción de las naciones.

Al participar en el cuarto Congreso Nacional de la Academia de Ingeniería, expuso que quienes cursan este nivel de estudios tienen la responsabilidad social de avanzar en la comprensión de la complejidad de los desafíos globales, actuales y futuros.

La funcionaria comentó que las instituciones de educación superior y escuelas de ingeniería deben formar ciudadanos del mundo, educar jóvenes para tener una participación activa en la sociedad y promover los cambios que propiciarán la igualdad y la justicia.

Eso sólo se logra con una formación ética que comienza por algo muy simple pero muy difícil: el ejemplo, dijo Bustamante Díez durante su intervención en la mesa redonda Educación e ingeniería en México.

La directora del IPN señaló que la responsabilidad social, más allá del altruismo y filantropía, de donaciones específicas, campañas para obtener simpatías, reconocimiento como líder de opinión o grupo político-económico de presión, debe ser una filosofía de desempeño profesional y de vida, es decir, una estrategia de desarrollo.

Ante académicos, estudiantes y funcionarios de instituciones de ingeniería del país, hizo referencia al llamado bono demográfico, que presiona a la apertura de un creciente número de espacios educativos, donde esta fuerza potencial de trabajo pueda formarse adecuadamente.

Pero el desafío no sólo es el número de plazas, sino los campos en los cuales formaremos a estos jóvenes y cómo podemos atraerlos a áreas donde cultivemos su creatividad, ingenio, capacidad científica y tecnológica, explicó.

Bustamante Díez resaltó que la práctica de la ingeniería en el mundo actual es compleja, entre otras cosas, por el creciente y cada vez más acelerado avance tecnológico, y puso de ejemplo la fusión de las telecomunicaciones y la informática.

La directora consideró que actualmente formar a un ingeniero es más difícil y exige de los educadores y académicos mayor reflexión, pero también de alumnos que lleguen a las aulas con ciertas competencias.