Domingo 2 de mayo de 2010, p. 22
El consumo de alimentos y bebidas industrializadas entre los niños garantiza a las grandes empresas de comida chatarra tener consumidores de por vida
debido a que son productos adictivos por su alto contenido de azúcar, sal y grasa, advirtió la organización El Poder del Consumidor (EPC).
Investigaciones del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) precisan que los dulces son el principal producto que compran los niños en las cooperativas escolares, las frituras se ubican en segundo lugar y los refrescos en tercero, aseguró Alejandro Calvillo, director de EPC.
El INSP, según Calvillo, calculó que los niños gastaban en las escuelas alrededor de 20 mil millones de pesos por año para adquirir esos productos. Alimentos y bebidas industrializados muy publicitados por las empresas y dirigidos a la población infantil pero que son los peores productos en términos nutricionales
, aseveró.
El estudio en proceso del INSP Diseño e implementación de una estrategia educativa sobre alimentación adecuada y actividad física en escolares del estado de México cita que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del estado de México (DIFEM) descubrió que 85 por ciento de los niños reciben dinero para comprar alimentos dentro o fuera de la escuela. De ellos, 48 por ciento gastan en refrescos, 49 por ciento en tortas y tacos, 35 por ciento compran dulces y 28 por ciento frituras.
El movimiento Consumidores –conformado por EPC y las organizaciones Al Consumidor, Oxfam México y El Barzón–, ha insistido en que las reformas a la Ley General de Salud, aprobadas el 13 de abril por la Cámara de Diputados, no prohíben la venta de comida chatarra en las escuelas.
La mal llamada ley antiobesidad
, señaló Calvillo, fue promovida por refresqueras y compañías de alimentos a través de ConMéxico y se enfocó a promover que los niños se ejerciten 30 minutos al día en la escuela, pero sin tocar la comida chatarra.
Es una estrategia de los grandes corporativos para combatir la regulación que preparan las secretarías de Salud y Educación sobre la venta de alimentos y bebidas en las escuelas, advirtió.
Siete de cada 10 adultos, uno de cada tres adolescentes y uno de cada cuatro niños tiene sobrepeso u obesidad. Entre los más pequeños, los infantes de cinco a 11 años de edad, la incidencia de obesidad y sobrepeso aumentó 40 por ciento en siete años (1999-2006), de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Población.
En la tradicional venta de dulces, refrescos y frituras en las escuelas, EPC advirtió que no debe pasarse por alto un nuevo fenómeno: el aumento de jugos y néctares industrializados de fruta, fabricadas también por las empresas refresqueras y cuya estrategia apunta a mantenerlos en las cooperativas en lugar de las bebidas carbonatadas. Recordó que Coca-Cola, por ejemplo, adquirió jugos Del Valle y los distribuye a la par que sus refrescos.
El consumo de bebidas azucaradas se ha incrementado en tasas alarmantes durante la última década. La evidencia científica vincula el consumo de éstas con la obesidad de los niños
, aseveran expertos del INSP en la investigación Consumo de bebidas para una vida saludable: recomendaciones para la población mexicana, difundida desde 2008 y que realizada por encargo del secretario de Salud, José Ángel Córdoba.
Consumidores aseveró que las refresqueras tratan de deslindarse de cualquier responsabilidad en la epidemia de obesidad infantil y a ello obedece el desplegado que la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Bebidas Carbonatadas (ANPRAC) pagó en medios hace tres semanas. Según ese organismo el consumo de refrescos creció sólo 4.8 por ciento entre 2000 y 2009, en contraste con el aumento de casi 40 por ciento de la obesidad infantil.