Bruselas, 22 de abril. Bélgica se vio nuevamente sacudida este jueves por una tormenta política con la dimisión en bloque del gobierno de coalición de Yves Leterme, que pone de nuevo en entredicho el futuro de este país fracturado entre flamencos y valones francófonos, incapaces de hallar una fórmula de convivencia duradera.

El primer ministro Leterme presentó la dimisión al rey Alberto II, pero la situación se mantenía incierta, puesto que el soberano dejó en suspenso su decisión –indispensable–, de aceptarla o no, al estimar que ésta originaría una crisis inoportuna.

El gobierno de coalición resolvió renunciar en bloque horas después de que uno de sus socios, los liberales flamencos, anunció su partida a falta de un acuerdo sobre la supresión de los derechos lingüísticos de los francófonos que viven en el extrarradio flamenco de Bruselas. Este diferendo atañe la circunscripción Bruselas-Hal-Vilvorde, en territorio flamenco, donde unos 100 mil francófonos gozan de ciertos derechos lingüísticos que los flamencos quieren suprimir en nombre de la unidad territorial.

No hay otra salida que la dimisión del gobierno, anunció el ministro de Finanzas, Didier Reynders.

La decisión fue tomada tras un consejo de ministros extraordinario convocado por el democristiano flamenco Leterme, quien, por tercera vez en dos años, presentó su dimisión al rey.

De aceptar la renuncia del primer ministro, Bélgica deberá convocar a elecciones legislativas para el mes dejunio, justo antes de tomar (el 1º de julio) el relevo de España al frente de la presidencia rotatoria de la Unión Europea.