Según el ejercicio, la mayoría refirió sentirse útil al contribuir con el gasto familiar
Se hicieron 44 preguntas con hasta 14 opciones de respuesta
GAM reporta la mayor cifra
Lunes 12 de abril de 2010, p. 32
La ayuda económica de 862 pesos al mes que se entrega a las ancianas y ancianos de la ciudad de México les confiere seguridad e independencia y los hace sentirse productivos al poder contribuir al gasto familiar. Incluso, para muchas mujeres es la primera vez en su vida que cuentan con un ingreso fijo, porque siempre fueron amas de casa.
De acuerdo con la Encuesta de percepción y situación de los adultos mayores derechohabientes de la pensión alimentaria del Distrito Federal 2009, que realizó el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores del Distrito Federal (IAAM), a noviembre pasado se tenía un padrón de 434 mil ancianos mayores de 70 años que reciben la pensión; de esa cifra, 62 por ciento son mujeres y 38 por ciento hombres.
Cabe destacar que la encuesta sólo se aplicó a los ancianos mayores de 70 años de edad, porque la entrada en vigencia de las reformas a la ley que fija el derecho a la pensión alimentaria a partir de los 68 años fue en septiembre.
De acuerdo con el ejercicio, el promedio de edad de los encuestados fue de 78 años. Por delegación, las que tienen mayor población de personas que reciben el apoyo económico son Gustavo A. Madero, con 70 mil 184, e Iztapalapa, con 66 mil 603. Las de menor cantidad son Cuajimalpa y Milpa Alta, con más de 4 mil cada una.
La encuesta se realizó en los hogares de los ancianos del 24 de noviembre al 14 de diciembre de 2009, a quienes se les hicieron 44 preguntas con hasta 14 opciones de respuesta.
La mayoría de los encuestados respondieron que algunos de los beneficios de tener la pensión es que pueden comprar alimentos que les gustan, cosa que antes no podían, se sienten más seguros, colaboran con el gasto familiar y pueden salir de su domicilio con más frecuencia.
En materia laboral, 57 por ciento dijeron haber sido empleados u obreros; 19 por ciento no trabajaron; 18 indicaron que lo hicieron por su cuenta; uno por ciento tenían un negocio, y el resto laboraron sin recibir un salario.
Asimismo, 93 por ciento señalaron sentirse más contentos con la tarjeta, y el 7 por ciento restante, que igual que cuando no contaban con ella. Mientras que 88 por ciento sienten que les ayudó a mejorar su salud, y 12 por ciento que no.
Resalta el caso de Milpa Alta, en donde el total de encuestados respondieron que desde que cuentan con la pensión alimentaria están más contentos
y que mejoró su salud.
Más de 80 por ciento utilizan la tarjeta para comprar comida, principalmente, y después medicinas, artículos de higiene personal y del hogar, y en menor proporción ropa y calzado, golosinas, blancos y electrodomésticos.
El 84 por ciento respondieron que compraban en supermercados (tiendas de autoservicio), 9 por ciento en farmacias, 5 por ciento en tiendas departamentales y el restante en mercados, tiendas de abarrotes y restaurantes.