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Día internacional del libro infantil

El filme de Tim Burton propició una cascada de ediciones en México

Se reactiva la magia de la niña protagonista de Alicia en el país de las maravillas

Eduardo Galeano evoca a la niña rubia en su libro Patas arriba, la escuela del mundo al revés

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Portadas de tres ediciones del libro Alicia en el país de las maravillas
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de abril de 2010, p. 5

La película Alicia en el país de las maravillas, de Tim Burton, ha generado una cascada de ediciones que reactivan la magia de Alicia, el personaje creado por Lewis Carroll, nombre de batalla literaria de Charles Lutwidge Dogson, poeta, cuentista, matemático y diácono.

Alicia, nombre al que se han asociado autores como Jorge Luis Borges y José Emilio Pacheco, así como numerosos ilustradores, el más conocido John Tenniel, pero de manera más reciente Peter Kuper, Jassen Ghiuselev y el mismo Burton, por mencionar tan sólo a algunos de los que adornan las nuevas ediciones.

Alicia en el país de las Maravillas y su secuela A través del espejo y lo que Alicia encontró ahí (que a veces cambia simplemente por Alicia a través del espejo) son dos de los libros favoritos para niños. Sin embargo, Borges advierte en el prólogo que aparece en la edición del sello Azteca, que los dos libros de Alicia pueden ser leídos y releídos, según la locución hoy habitual, en muy diversos planos. Este prólogo lo preparó originalmente para Obras completas, publicado en Argentina en 1976.

Borges se encarga también de dar pequeños vistazos al universo onírico de Carroll, con la magia de los naipes (en el país de las maravillas) y del ajedrez (a través del espejo), ambas aventuras nacidas de los sueños: En el trasfondo de los sueños acecha una resignada y sonriente melancolía; la soledad de Alicia entre sus monstruos refleja la del célibe que tejió la inolvidable fábula. La soledad del hombre que no se atrevió nunca al amor y que no tuvo otros amigos que algunas niñas que el tiempo fue robándole, ni otro placer que la fotografía, menospreciada entonces.

Original en la Biblioteca Británica

Sólo Carroll, quien estudió lógica, pudo haber escrito acerca de mundos envueltos en lo ilógico, en el sueño, en el absurdo. Sólo un lógico puede llegar a ser ilógico, escribe Ramón Buckley en el apéndice de la versión que salió en 2000, publicada por JM ediciones.

Ahí recuerda la anécdota que señala que una computadora determinó que Alicia y su secuela no habían sido escritos por Carroll, sino por la reina Victoria.

Ya en 1984 diversos medios de Estados Unidos habían dado a conocer los resultados de un estudio realizado durante 11 años que determinó que Alicia en el País de las maravillas era la autobiografía de la monarca. Existe la versión en inglés Queen Victoria’s Alice in Wonderland, publicada por la Continental Historical Society, en la que van trazando los paralelismos entre la vida de la reina y las anécdotas narradas en la ficción. De hecho, periódicos de 1984 citan un párrafo de los diarios de Victoria en el que escribe: tal vez impacte a muchos el haberme escondido detrás del señor Charles Dogson y su nombre de escritor Lewis Carroll. El estudio de la Continental Historical Society se publicó primero con el nombre de Queen Victoria’s Secret Diaries y después cambió a Queen Victoria’s Alice in Wonderland.

Independientemente del debate sobre la autoría de los dos libros de Alicia, en el imaginario permanece la anécdota de Carroll contando la historia fantástica a las tres hermanas Lidlell, Lorina, Alice y Edith, mientras navegaban en un bote por el Támesis acompañados por otro sacerdote. El escritor envió el manuscrito a Alice, la niña que inspiró el personaje, en noviembre de 1864 –ella, años después, fue obligada a subastarlo.

El manuscrito original ahora se encuentra en el acervo de la Biblioteca Británica y puede consultarse en línea en la dirección www.bl.uk/onlinegallery/ttp/alice/accessible/introduction.html. Ahí el lector se dará cuenta de un pequeño detalle: Carroll nombró el libro como Alice in under land, con ilustraciones del escritor; el título cambió cuando fue publicado en 1865, ya con los dibujos conocidos de Tiennel, que de acuerdo con Borges, a Carroll no le gustaban.

Traducción de José Emilio Pacheco

Otro nombre vinculado a la obra de Lewis Carroll es el del escritor mexicano José Emilio Pacheco, Premio Reina Sofía, quien en los próximos días recibirá el Cervantes de Literatura.

Pacheco hizo la traducción de Alicia para niños (The nursery Alice), publicada por Ediciones Era, la cual incluye el prefacio de Carroll dirigido a todas las madres.

Ahí escribió Carroll: Ahora mi ambición (¿será vana?) es ser leído por niños de cero a cinco años. ¿Ser leído? No: digamos más bien ser ojeado, arrullado, puesto bajo la almohada, arrugado y besado por niños que no saben lectura ni gramática, adorables criaturas con hoyuelos que llenan de alegre estruendo sus habitaciones y de alegría serena el íntimo corazón de sus madres.

Otras editoriales que tienen en su fondo a Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo son Planeta (sin dibujos), Sexto Piso (con bellísimas ilustraciones de Peter Kuper), Siglo XXI Editores (con ilustraciones de Jassen Ghiuselev), y Montena, con la adaptación del cuento de Alice que filmó Tim Burton.

En las próximas semanas estará en librerías la versión gráfica de esa adaptación.

Los títulos de Alicia pueden consultarse también en la página del proyecto Gutenberg (www.gutenberg.org) en inglés, alemán y esperanto. Ahí también están The game of logic, Symbolic logic, A tangled tale y Phantasmagoria and other poems.

Y para quien desee salirse de las maravillas está el libro Patas arriba, la escuela del mundo al revés, de Eduardo Galeano, cuyas palabras recuerdan a la niña rubia: hace 130 años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.