El fenómeno afectó a las provincias de Gansu y Qinghai, y tres regiones autónomas
La oficina meteorológica califica de peligrosa
la situación; no hacer ejercicios al aire libre, pide
Domingo 21 de marzo de 2010, p. 25
Pekín, 20 de marzo. Toneladas de arena de los desiertos del interior de China se abatieron hoy sobre esta capital, que quedó inmersa en una nube amarilla que convirtió la calidad del aire en peligrosa
declararon las autoridades.
Los parques y espacios abiertos usualmente están repletos de gente desde temprana hora, con personas practicando artes marciales, baile y otras actividades.
Pero a raíz de la tormenta de arena había pocas personas en la calle y quienes se aventuraron a salir utilizaban máscaras para protegerse de la tormenta.
La oficina de meteorología de Pekín otorgó al aire una calidad de 5
, o sea peligroso, por lo que dijo que no era recomendable para ejercicios matutinos
.
Toneladas de polvo cubrían la urbe china y alcanzaron edificios de departamentos, residencias particulares, vehículos estacionados, bicicletas y redujo la visibilidad al máximo.
Antes de que la tormenta llegara, el fenómeno ya había causado estragos en las provincias de Gansu y Qinghai, así como en las regiones autónomas de Xinjiang Uygur, Ningxia Hui y Mongolia Interior, en el noroeste del país.
Wang Xiaoming, funcionario de la Oficina para la Protección del Medio Ambiente de la capital china, explicó que la tormenta de arena llegó durante la medianoche y continúa su movimiento hacia el sureste del país.
El máximo de densidad de arena que nosotros hemos observado es de mil 500 microgramos de gránulos por metro cúbico
, lo que causa serios problemas de contaminación ambiental, añadió el funcionario a la prensa.
La ciudad capital china reporta un alto nivel de contaminación, que se traduce en peligroso para la salud humana, situación que es monitoreada por las autoridades.
Pekín ha sido siempre golpeada por tormentas de arena de gran escala, pero los proyectos recientes de reforestación e intensos programas ambientales en el norte y noroeste del país remediaron de forma significativa la situación.
No obstante, los cientos de toneladas de arenas provenientes de los desiertos del interior del país asiático tomaron por sorpresa tanto a los habitantes de la capital china como a las autoridades.