l asunto de que se abra la posibilidad de que en tiempos de elecciones se permita que personas de la sociedad civil se posicionen y se conviertan en candidatos a un puesto de elección popular ha generado gran controversia. Si bien es cierto que la enorme mayoría de la sociedad se ha manifestado en favor, pues, como bien se percibe, los partidos políticos están totalmente desacreditados y no hay quien les confíe nada (y menos claro después del cochinero PRI-PAN para acordar el asunto de los impuestos), sí hay voces que se manifiestan en contra y algunas que temen que ocurran cosas catastróficas.
En cuanto a lo último habría que señalar que más catastrófico que lo que tenemos ahora será difícil encontrar. Las voces que señalan posibles problemas si se aprueban las candidaturas independientes o candidaturas van desde aquellas, como Beatriz Paredes, quien dice que esto abre el espacio a la derecha, lo cual es absurdo porque también le puede abrir la puerta a la izquierda (pero lo inteligente que ahora está afuera) o a gente del centro y de hecho le abre el espacio a cualquier corriente. También hay voces que dicen que las candidaturas independientes le abrirían espacios a gente inepta, lo cual también es absurdo porque más inepta que la que hay ahora es difícil encontrar.
Está claro que cualquier cambio que se impulse –y las candidaturas independientes no son una excepción– conlleva riesgos. Nada en el mundo es al 100 por ciento, pero lo que hay que señalar es que hoy día es mucho más riesgoso para el país quedarse estático y no generar cambios. Ciertamente el asunto de las candidaturas independientes pudiera generar ciertos problemas que hoy son inexistentes, como por ejemplo un cuerpo de representantes con poca fuerza legislativa, o un presidente sin partido a quien se le dificultaría impulsar cambios o armonizar en las cámaras como señala Lorenzo Meyer. Esto sin duda sería un problema, pero con el tiempo los representantes de partidos tendrían que vérselas con su electorado, y si poco a poco este último ve que su representante, el cual pertenece a algún partido, no se la juega con el Ejecutivo para modificar cosas que son benéficas para la población, con el tiempo podrían generarse para los partidos más dificultades para ganar puestos de elección popular si hay alternativas independientes.
Por el momento, los únicos que creen que el electorado es tonto son los que pertenecen hoy día a los partidos existentes. Con el tiempo, los candidatos van a sentir el rigor de las decisiones electorales y los independientes van a jugar un papel crucial para cambiar la podredumbre que hoy conforman las cámaras de Diputados y Senadores.
Así que en los próximos meses hay que movilizar a la sociedad para que se una a un movimiento ciudadano que está conformándose con respetados y respetables miembros de la sociedad civil para unirse en un esfuerzo común que abra la puerta, hoy cerrada, con el fin de que ciudadanos puedan contender en las elecciones próximas de 2012.
Los partidos políticos no nos merecen ninguna consideración, ya que difícilmente alguien en la sociedad se siente representado por las diversas corrientes, a menos que sean parte del jueguito de corruptelas existentes. Habrá que romper ese cerco para generar un país con mejor futuro para todos los ciudadanos. Hay que trabajar en paz y con inteligencia; así y sólo así se lograrán cambios significativos.