Viernes 5 de marzo de 2010, p. 5
(24 de enero de 1939)
“Que se levante el raudo viento azul de otoño,
que aquí no pasa nada que puramente todo.
Chillán existe como una rosa blanca
sobre mi corazón húmedo y sin palabras.
Chillán no está vencido Chillán laurel alzado
como el verde campo de los gentiles caballos.
Que se levante el trueno vivo de los tambores
y el hortelano alegre que se levante entonces.
Chillán en cada gancho de lirio vibra
como la espada abierta de la noche sombría.
Que se levante entonces como una bestia el día
que aquí toda una llama que aquí nada ceniza.
Que se levante el fuego como un caballo de oro
que aquí no pasa nada que puramente todo”