Resultaron épicos sus tres combates ante el tailandés Chartchai Chionoi
José Alfredo Jiménez compuso una canción de su pelea contra Rubén Púas Olivares
Le pegó hasta que la muerte se le dibujó en la cara
, escribió el guanajuatense en una servilleta de cantina
Viernes 26 de febrero de 2010, p. a17
El ex campeón mundial de peso mosca Efrén Torres falleció este miércoles en Guadalajara, Jalisco, a los 66 años. El Alacrán fue un boxeador espectacular, que salía a combatir con fiereza desde la primera hasta la última campanada, y fueron épicos sus combates ante el tailandés Chartchai Chionoi.
Torres fue encontrado muerto en su domicilio de la colonia Oblatos por el mánager José Reynoso.
El gran compositor José Alfredo Jiménez inmortalizó el combate de Torres ante Rubén Olivares, realizado el 11 de julio de 1971 en Guadalajara, ciudad donde el Alacrán radicó los últimos años de su vida.
Cuenta el propio Púas la anécdota con José Alfredo: “Estábamos chupando en el bar El Carioca, en Los Ángeles. ¿Te imaginas? ¡Qué borracheras! Esa vez le conté mi vida y él todo lo iba escribiendo. Le narré en especial mi pelea contra el Alacrán, que cayó muy feo, cayó como fulminado...”
–¿Qué pasó, Efrén, estás vivo? –le preguntó el Púas.
–Sí, sí –respondió apenas el Alacrán.
“Yo estaba preocupado, no porque se fuera a morir, porque si ese era su destino, pues que se muriera. Estaba afligido porque era mi amigo. Afortunadamente el Alacrán no murió”, recordaba Olivares.
José Alfredo le escribió al Púas en una servilleta de cantina la letras de Con la muerte entre los puños: ... hasta que llegó un valiente y peleó en Guadalajara/ (Olivares) Salió a ganar como siempre desde la primera campanada/ Le pegó hasta que la muerte se le dibujó en la cara/ Él lloró con su victoria y maldijo su destino/Porque conquistó la gloria, pero se sintió asesino/Después aventó los guantes y se salió de las cuerdas a buscar cualquier camino...
Un valiente del cuadrilátero
En efecto, el Alacrán será recordado como un valiente del cuadrilátero. La pelea contra Olivares fue la penúltima de su carrera, en la que registró 53 victorias, con 35 nocauts, nueve derrotas y un empate.
Efrén Torres (29 de noviembre de 1943, La Palma, Michoacán) debutó el 20 de diciembre de 1959, pero fue en la parte final de su trayectoria cuando enfrentó a los mejores y le ganó a púgiles como Octavio Famoso Gómez y José Medel.
Durante un tiempo fue dirigido por el también ex campeón mundial José Becerra.
Su primera pelea contra Chionoi fue el 28 de enero de 1968, en el hoy desaparecido toreo de Cuatro Caminos, y perdió por nocaut luego de 13 encarnizados asaltos.
La revancha fue en el mismo lugar, el 23 de febrero de 1969, y esa vez el mexicano ganó por nocaut en ocho rounds y conquistó el cetro mosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
El tercer combate entre ambos fue el 20 de marzo de 1970, en el estadio Nacional de Bangkok, y otra vez el triunfo fue para el tailandés, ahora por decisión unánime, en 15 fragorosos capítulos.
Han pasado 40 años de esa trilogía, pero los viejos aficionados coinciden en que han sido de las peleas más sangrientas y espectaculares de principio a fin que se han realizado en la historia del boxeo mundial.
Antes de vencer en la segunda contienda a Chionoi, el Alacrán había fracasado en su intento de ser campeón; primero, ante el tailandés y después frente al argentino Horacio Accavallo, en el mítico Luna Park de Buenos Aires, el 10 de diciembre de 1966.
Torres realizó su última pelea el 21 de abril de 1972 ante Isao Kimura y se retiró con una victoria en dos rounds, en Guadalajara.
El año pasado, el 30 de octubre, se realizó una cena de gala en reconocimiento a los campeones mundiales de Jalisco, donde el ex púgil realizó su última aparición pública.
Informado sobre el deceso, el Púas Olivares se mostró apesadumbrado por la noticia: ¡Qué sorpresa tan desagradable!... Valiente es la palabra para definirlo. Le ofrecían una pelea y decía que sí, no le importaba el nombre del rival. Yo lo enfrenté cuando ya se iba a retirar, y cuando le dijeron que iba contra mí respondió que sí, aunque yo estaba en mi mejor época. Ahí se ve la valentía de las personas, pudo haberme dado la vuelta y combatir a otro. Fue un boxeador de huevos
.
Olivares observó una de las contiendas ante Chionoi, pero así eran todas sus peleas: paraba a la gente de sus asientos, era la clase de pugilista que llena las arenas, pero de ese tipo ya se acabaron. Ahora todo es distinto y nada más se dan de cabezazos
.
Agregó que siempre sintió una gran admiración “por la forma en que el Alacrán se entregaba en el cuadrilátero” y que es de la clase de boxeadores que debe hacérseles un monumento: Muchos merecen que se les hagan homenajes, pero los tienen olvidados. Ya hasta que se mueren les quieren hacer fiestas, pero eso debe ser en vida para gozarlo. Mi más sentido pésame y mejor que se mueran los malos y no los buenos...