Funchal, Portugal, 21 de febrero. Las operaciones de socorro se intensificaban este domingo en la turística isla de Madeira, región autónoma de Portugal, un día después de un violento temporal de lluvia que causó al menos 42 muertos y decenas de heridos y sumió en el caos a Funchal, la capital.

Según el último balance oficial provisional, 42 personas murieron y más de 120 resultaron heridas.

Un portavoz de Defensa Civil indicó que hay muchísimos desaparecidos; destacaron que no hay reportes de turistas extranjeros entre las víctimas.

Varios poblados quedaron aislados luego de las lluvias, que en sólo una hora –de 10 a 11 de la mañana del sábado– provocaron la acumulación de 52 litros de agua por metro cuadrado, de acuerdo con el Instituto de Metereología.

El domingo por la mañana la lluvia cesó y dejó a la vista la desolación, sobre todo en Funchal, capital regional de cien mil habitantes situada en la costa, que se despertó devastada por los torrentes de barro.

En medio de los automóviles volcados, puentes destruidos y tejados arrancados, a los habitantes de Funchal les tocaba despejar el terreno este domingo.

Los vivos son la prioridad, afirmó el sábado por la noche el presidente del gobierno regional, Alberto Joao Jardim.

En algunas casas del centro de la ciudad el barro ha llegado hasta la primera planta. También anoche el primer ministro portugués, José Sócrates, visitó la isla, 900 kilómetros al suroeste del continente, y prometió toda la ayuda necesaria para que Madeira pueda iniciar inmediatamente las obras de restauración.

Según Protección Civil, 250 personas se han quedado sin techo. Un centenar fueron alojadas en una guarnición de Funchal, y otras por habitantes que tuvieron más suerte.

Según los testimonios recogidos por la prensa local, se ha creado espontáneamente una red de solidaridad.

Hay gente que se ha puesto a cocinar para los demás, y otros han prestado ropa para que los que estaban empapados pudieran cambiarse, según un habitante de Funchal.

Equipos con perros y buceadores llegaron a Funchal a bordo de un avión militar C-130 para tratar de encontrar eventuales desaparecidos, sobre los que las autoridades no han dado todavía ninguna información.