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Falsa memoria de la nieve
GUSTAVO OGARRIO
Dos poemas
PANOS K. THASÍTIS
Cuando los recuerdos pesan demasiado
MARCO ANTONIO CAMPOS
La Cincuentena
PIEDAD BONNETT
Nadie sabe de amor si no ha perdido
ÁNGEL GONZÁLEZ
Confesiones de un Quijote
JUAN MANUEL ROCA
Dos poemas inéditos
LUIS GARCÍA MONTERO
Vista cansada o por sus versos
JOAQUÍN SABINA
Luis García Montero
JUAN GELMAN
Entre lo maravilloso y lo cotidiano
OCTAVIO PAZ
Un poeta que habla en medio de la plaza
RAFAEL ALBERTI
El teatro es vocación y convicción
RICARDO YÁÑEZ entrevista con
ZAIDE SILVIA GUTIERRÉZ
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LA EXALTACIÓN DE LAS PASIONES
CELIA ÁLVAREZ
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Cuéntame lo que me pasa,
Agustín del Moral Tejeda,
Universidad Veracruzana/ Ficticia,
México, 2009.
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Cualquiera que ella sea, cualquiera que sea su raíz e intensidad, lo cierto es que a todos nos anima, impulsa, alimenta y devora la pasión. Pero, ¿de qué está hecha, qué la nutre, la sostiene? La pasión ha sido una constante en la vida de Agustín del Moral Tejeda: el periodismo, los ideales revolu cionarios, el futbol, la música, la lectura, la escri tura, el quehacer editorial, todo lo ha vivido apasionadamente. Así lo evidencia en su libro Cuéntame lo que me pasa, desde cuyas páginas comparte sus pasiones a través de tres relatos, creados sobre puntos de partida parcialmente autobiográficos, que constituyen un impresionante ejercicio de la memoria y refuerzan la noción de que el pasado está en todas partes.
Publicado por la Universidad Veracruzana en coedición con Ficticia, el volumen concita un encuentro con ese destino imprevisible, capri cho so e inapelable que termina por alcanzarnos inexorablemente, solapado por el contraste de luces y sombras que va modelando nuestra exis tencia, no sin antes librar el feroz duelo de poderes que enfrenta al azar, que todo lo tuerce, con la voluntad que nos obliga a mantenernos en pie, ya sea con resignación o impotencia, sin concederle ni un ápice de terreno a la bestia balbuceante de la desilusión. “Dicen que el asesino siempre vuel ve al lugar del crimen. ¿Será por eso que el asesino siempre vuelve a su pasado?” He aquí la frase inicial de “Vamos a ver, hombre, cuéntame lo que me pasa”, que el autor dedica al futbolista Alber to Onofre y a la memoria de Manuel Huidobro Márquez. Este primer relato hace patente que confrontar el pasado está lejos de resultar una empresa fácil, y a la vez propone la aceptación de la propia vida, con sus errores y desastres, como la única vía posible para reconciliarse con esos fantasmas particulares que de otro modo nos confinarían al reducto de la frustración.
Un hombre cuya única pasión fue el futbol, hasta el punto de elegirlo como destino, evoca sus inicios deportivos a la par de su formación como periodista, el oficio familiar, y reconoce que su vehemente deseo de abarcar cada área del campo de juego, en lugar de ejercer una función específica, y la impaciencia por conseguir una oportunidad como jugador profesional, dieron al traste con sus más caras ambiciones. Se alejó de las canchas y decidió trabajar en el periódico de su abuelo, pero una vez que consideró digno su desempeño volvió a apasionarse por el futbol, a ser feliz jugándolo a su modo en un equipo amateur, y regresó a los estadios resignado a ser un simple espectador. Pero el azar lo conduciría a confrontar de manera directa y brutal su pasado, su presente, su vida toda.
El segundo relato, “Que yo, aunque grite”, dedi cado a Vicente Leñero, habla de otra pasión: la música. Mientras narra su viaje de ida y vuelta al origen, bordeando indecisamente el abismo de las pulsiones, el protagonista ofrece un repaso de la historia del son jarocho, desde la década de los años treinta a los sesenta del siglo pasado. Se trata de un recorrido preciso, partiendo del momento en que los soneros cambian la Cuenca del Papaloapan por la gran urbe azteca, para difundir su tradición en el país y el mundo impulsados por el gobierno federal, hasta la época en que el son y el fandango son denigrados a simple “espectácu lo”.
En esta narración, el hijo de un músico natural –que “heredó el apellido, la sangre, el talento y el empeño de una familia con una historia larga y rica en el campo de la música popular veracruzana”– enfrenta el dilema de adoptar una corriente ajena, el rock and roll, o continuar la tradición de su estirpe. Como es lógico, sus gustos musicales chocan con las expectativas del padre, quien sin comprender del todo su actitud accede, sin embar go, a comprarle un disco y darle su venia cuando decide cambiar la jarana por una guitarra eléctri ca, unirse a un grupo juvenil, componer letras y canciones en inglés, presentarse en conciertos y hasta grabar discos. Pero el destino, como es lo habitual, tiene sus propios planes.
Cierra esta trilogía narrativa “Estoy siempre a tus órdenes”, con dedicatoria para Rosario Ibarra y donde el autor insiste: “Nada me identifica tanto con la gente como el ejercicio de una pasión. Nada disfruto tanto como una comida o un café en el que esa pasión toma la forma de una idea, una iniciativa, un proyecto, una forma de vida. Nada me estimula tanto como la vista de un ser humano hablando de su pasión, describiendo las formas concretas que la misma asume, contagiando de ella, de su experiencia, de sus lecciones.” En este relato, Del Moral Tejeda comparte algunas de sus vivencias, intercaladas con oportunas dosis de ficción, como militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, donde a lo largo de casi tres lustros atendió tareas organizativas y cubrió labores periodísticas, cumpliendo los designios de su espíritu idealista que en aquel momento le exigía un compromiso absoluto con la lucha social.
El personaje central narra su relación de pareja con una mujer que comparte sus gustos y aspiraciones, hasta que en algún momento los caminos se bifurcan y cada uno elige su propia manera de colaborar con la causa. Este último relato es, de los tres que integran el libro, el que contiene mayores componentes autobiográficos y permite vislum brar las razones por las que Agustín del Moral deci dió abandonar la profesionalización partidaria (que no la militancia política) y atender intereses personales durante mucho tiempo relegados por ese motivo; el primero de ellos, la escritura, en consonancia con la máxima de Marcel Proust en El tiempo recobrado: “La verdadera vida, la vida al fin descubierta y dilucidada, la única vida, por lo tanto, realmente vivida es la literatura.” Sin proponérselo, el autor lanza una premonición inquietante sobre el rumbo que podrían tomar los acontecimientos en nuestro país en un plazo muy cercano.
LA HISTORIA COMO EFICAZ ENTRETENIMIENTO
RICARDO GUZMÁN WOLFFER
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Aníbal, enemigo de Roma,
Gabriel Glasman,
Lectorum/Nowtilus,
México, 2009.
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Quizá una de las principales dificultades para los historiadores es escribir sin que el texto resulte aburrido. Más cuando las novelas “históricas” han sido consideradas como “divulgación cientí fica”: en realidad son adaptaciones ficticias de algunos hechos comprobables. En Aníbal suce de lo contrario. Si bien se trata de una crónica analítica sobre los pasos del famosísimo Aníbal, logra momentos de innegable entretenimiento, inclu so comparable con cualquier ficción histórica. De pronto la historia no es sólo una aburrida suce sión de hechos y de citas: la historia se puede hacer a partir del análisis documentado de los cronistas de la época y con un enfoque moderno, para lograr una comprensión actual y global de la historia.
En este peculiar libro de historia, retomamos lugares conocidos (Cartago), para comprender los móviles de esos guerreros de leyenda que usaban decenas de elefantes como ariete de guerra. La imagen colectiva de Aníbal, siempre asociado a los elefantes de batalla (luego recreado cinemato gráficamente muchas veces) se justifica con las narraciones de las batallas donde vamos perci biendo que no todo era la lucha misma, y que las estrategias militares también han evolucionado según el armamento a usar. Aníbal, famoso por su genio militar, es presentado y analizado para mostrar la épica peculiar de las guerras púnicas, donde naciones enteras se jugaban la vida y la supervivencia (podríamos añadir la literaria). Pero el libro no se queda en lo anecdótico ni en el hala go militar; nos presenta el contexto histórico y familiar de Aníbal para evidenciar que no era el fanático antirromano que muchos presentan, sino un hábil militar que tenía la mira puesta más allá del campo de batalla. Así, junto a Aníbal brotan otros nombres de militares prodigiosos: Amílcar (padre de Aníbal y poderoso militar cartaginés que enriqueció “a todo África con caballos, armas, hombres y dinero”), Asdrúbal, Escipión “el afri cano” (vencedor de Aníbal en Zama) y varios historiadores que dan nota directa de las múltiples opiniones sobre Aníbal.
Para quienes gustan de lo épico, este libro ofrece muchas hazañas notables. Como el impensable camino de Aníbal para llegar de la actual España hasta Roma: cruzando los Alpes con 70 mil infantes, 12 mil jinetes y cincuenta elefantes de carga y ataque. También está la famosa batalla de Cannas, donde Aníbal derrotó a los romanos a pesar de una desventaja de tres a uno, gracias a sus maniobras militares de ataque; en esa batalla se hablaba de 70 mil muertos, que dejaron “un enorme monte de cadáveres que tiñeron virtualmente de rojo los campos de Cannas”. Y muchas otras.
Sin embargo, como sucede siempre, los políti cos habrían de decidir el rumbo de la historia. Impensable que cedieran el poder a la milicia, menos a un dirigente como Aníbal, de tanta fama y poder. Paulatinamente, Cartago fue aislando a Aníbal. Al final, Aníbal prefirió el veneno que el descrédito.
Un notable libro para retomar la historia, disfrutarla y comprender que muchas cosas no han cambiado en las guerras y en los hombres.
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Polvo nuevo de la palabra antigua,
Polvo nuevo de la palabra antigua,
Secretaría de Cultura del Gobierno de Jalisco,
México, 2009.
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Este libro pertenece a la colección Clásicos Jaliscienses,
de la cual forman parte, entre otros autores
insoslayables, Agustín Yáñez, Juan José Arreola
y Elías Nandino. La antología hecha por Jorge
Souza –quien además es autor del prólogo y la
nota que abren el volumen– arranca desde Buscado
amor, el primer y luminoso poemario publicado
por Gutiérrez Vega, hasta los que el autor de Georgetown
Blues, Una estación en Amorgós y Los soles
griegos ha llamado “Últimos poemas”, título que
sus lectores deseamos meramente provisional,
siempre a la espera del nuevo volumen poético
en virtud del cual Hugo dará continuidad a lo que
Souza bien define como “un solo, intenso y hermoso
texto que se despliega nítido y transparente”,
dando nueva constancia de lo que el propio Hugo
afirma en uno de sus más hermosos poemas:
“todos somos uno/ uno somos todos/ y el mundo
es un lugar desconocido”. Para darle sentido a ese
mundo, un sentido que tenga por oriente la belleza,
el placer y el genuino deslumbramiento por
las cosas y los tiempos de la vida, es que Gutiérrez
Vega eleva su palabra desde hace casi cinco
décadas, y esta antología constata el vigor y la
vigencia de una de las voces indispensables de
nuestra república literaria.
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La noche será negra y blanca,
Socorro Venegas,
Dirección
de Literatura UNAM/Era,
México, 2009.
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Esta es, no necesariamente
aludiendo a Una familia de
tantas, la cinta magistral
de Alejandro Galindo, “la historia
de una familia como
tantas –y como tantas misteriosa
en sus lazos y en su repercutir
sobre la vida de sus
miembros”. Con esta primera
novela, Venegas confirma el
vigor y la originalidad narrativa
que asomaba ya desde
su cuentística.
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Por qué importa Sinatra,
Pete Hamill,
Dirección de Literatura
UNAM/Conaculta/Equilibrista,
México, 2009.
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Con prólogo y traducción de
Jorge F. Hernández, aparece
este “recuento de los aspectos
más relevantes de la vida y
obra de Frank Sinatra”, también
conocido como The Voice,
crooner por antonomasia,
actor de talento y figura tan
admirada como acusada de
sostener vínculos con la mafi a.
Hamill, el autor de este ensayobiografía,
fue durante largos
años amigo del mítico Blue
Eyes, y fue el propio Sinatra
quien, alguna vez, le pidiera a
Hamill que fuera su biógrafo.
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Intramuros,
Luis Arturo Ramos,
Universidad Veracruzana,
México, 2009.
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“Construida a partir de la
llegada al puerto de Veracruz
en 1939 de un grupo de refugiados
al término de la Guerra
civil española”, esta novela
del veracruzano Ramos fue
publicada por primera ocasión
hace veintitrés años, con ésta
alcanza ya su tercera edición
en México y “ha sido considerada
por la crítica como
una de las mejores novelas
de las últimas décadas”. El lector
que se adentre en sus
páginas, tendrá la fortuna de
averiguar el porqué de tamaña
aseveración.
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