13 de febrero de 2010     Número 29

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada


FOTO: Nathan Gibbs
Informe de la ONU documenta la desigualdad que sufren los indígenas

  • Pide Stavenhagen proteger derechos indígenas colectivos

Tanto en los países en desarrollo como en los ricos, la situación de los pueblos indígenas es desventajosa: en el planeta los integrantes de etnias suman unos 370 millones de personas, o sea cinco por ciento de la población total, y sin embargo constituyen el 15 por ciento de los pobres del mundo y una tercera parte de los 900 millones de pobres extremos de las zonas rurales.

Así lo indica el primer informe sobre La situación de los pueblos indígenas del mundo, publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 14 de enero pasado, el cual enfatiza también que “una de las amenazas más graves que encaran los pueblos indígenas es el desplazamiento de sus tierras, territorios y recursos (... y) cuando los pueblos indígenas han reaccionado e intentado afirmar sus derechos, han sufrido maltratos, encarcelamiento, tortura e incluso la muerte”.

El documento da una serie de indicadores sociales, ambientales, económicos y políticos que concluyen en que los indígenas sufren una desigualdad y discriminación extrema, y al mismo tiempo contribuyen enormemente a la diversidad cultural (integran unas cinco mil culturas diferentes, hablan los siete mil idiomas existentes en el orbe, ocupan 20 por ciento de la superficie terrestre, están presentes en las zonas de mayor diversidad biológica y acumulan una cantidad inconmensurable de conocimientos tradicionales acerca de sus ecosistemas).

Entre los indicadores destacan:

a) la esperanza de vida de los indígenas es hasta 20 años menor respecto de los no indígenas; en México es seis años menos, en Guatemala 13, en Nueva Zelanda 11, en Australia y Nepal 20.


FOTO: Cristina Rodríguez / La Jornada

b) Hay una notable diferencia entre el número de años que estudian los niños no indígenas y los indígenas. En Guatemala más de 50 por ciento de los jóvenes indígenas con edades entre 15 y 19 años no ha terminado su primaria, en comparación con una tercera parte de los no indígenas.

c) Los datos disponibles sobre salud son alarmantes. Más de 50 por ciento de los adultos indígenas padecen diabetes del tipo dos; en Estados Unidos un indígena tiene 600 veces más probabilidades de contraer tuberculosis y un 62 por ciento más de cometer suicidio que la población general; en América Latina la mortalidad infantil es 70 por ciento superior entre las comunidades indígenas y la desnutrición entre los niños indígenas del subcontinente duplica la que se registra entre los no indígenas (en Honduras 95 por ciento de los indígenas menores de 14 años están desnutridos).

d) En indicadores sobre desplazamiento, se menciona que 90 por ciento de la madera que se extrae en la Amazonía peruana se obtiene ilícitamente de zonas protegidas pertenecientes a comunidades indígenas, y que en Colombia durante las tres décadas pasadas miles de indígenas han sido desplazados –y muchos están fuera de su país– debido a la actividad militar del Estado y a la presencia de grupos armados miembros del narcotráfico.

El informe, elaborado por siete expertos independientes, fue presentado simultáneamente en diversas ciudades del mundo, y en la capital de México uno de los comentaristas fue Rodolfo Stavenhagen, ex relator especial de la ONU sobre los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas.

Stavenhagen dijo que “un tema muy importante que debe leerse entre líneas” es que el texto habla –aunque no lo desarrolla suficientemente– de los “derechos colectivos”, de las comunidades, de los pueblos, no obstante la concepción generalizada que hay de que los derechos son individuales.

“Esto se ve claramente cuando se trata del problema de la tierra; la pérdida de las tierras colectivas de las comunidades y pueblos indígenas, en las selvas; en las montañas; en el norte y en el sur, en Asia, África, América, en todas partes hay una tendencia a esta pérdida y a la individualización y privatización de las tierras”, lo cual se documenta en el informe.

“En México la reforma del artículo 27 constitucional fue eso. Los ejidos siguen siendo ejidos pero ahora se individualizan, se privatizan; en unos años sólo individuos tendrán derechos de sus parcelas, pero los individuos pueden vender y dentro de unos años no habrá comunidades indígenas”.


FOTO: María Meléndez Parada / La Jornada

El académico dijo que el gran reto que plantea la ONU con su informe es que, para atender los derechos de los indígenas, debemos cerrar la brecha que existe entre lo que está pasando en la realidad (es pérdida de tierras colectivas), y lo que dicen las leyes nacionales y los instrumentos internacionales.

Recordó que la Asamblea General de la ONU aprobó en septiembre de 2007 la Declaración de Derechos de Pueblos Indígenas, que dice que estos pueblos “tienen derecho a preservar su tenencia colectiva a la tierra, sus territorios y sus colectividades”, Y también está el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo, aprobado desde 1989, del cual México fue uno de los primeros países que lo ratificó.

Asimismo, y “precisamente como resultado de las presiones de los pueblos indígenas, se dio la reforma de 2001 en la Constitución mexicana, que dice que hay que respetar los derechos colectivos y no sólo los individuales”.

Stavenhagen dijo que, con base en lo que muestra el informe y las contradicciones del marco legal internacional, nacional y realidad, tenemos que ver cómo en México se logrará que los derechos indígenas sean protegidos colectivamente “¿Cómo vamos a resolver este problema? ¿Con otras leyes, modificando las actuales, yendo a tribunales o aplicando directivas internacionales, como lo hacen a nivel internacional el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo y también a nivel nacional diferentes instituciones?”

Dijo que la lectura del informe de la ONU genera esta reflexión y debe hacerse un llamado al Estado mexicano –y a los que, igual que éste, han ratificando o firmado los instrumentos que protegen los derechos colectivos– a que cumpla sus compromisos internacionales, y adecuen sus políticas públicas para proteger esos derechos tanto en forma colectiva como individual.

Pidió también que el informe, que por ahora sólo está en inglés, sea traducido a diversas lenguas indígenas, como una forma de defenderlas, pues el propio documento documenta que varias de ellas están en riesgo de extinción.


FOTO: ONU

El informe de la ONU está organizado en siete capítulos relativos a la situación de los indígenas en materia de pobreza, cultura, medio ambiente, educación, salud y derechos humanos, así como los asuntos nuevos que están surgiendo y afectan a los pueblos indígenas: la violencia y el militarismo, la globalización, la migración, la urbanización y los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario, entre otros.

Una de las cosas que se destacan en el capítulo sobre cultura es que los pueblos indígenas enfrentan una doble amenaza que resulta contradictoria, la de discriminación y la mercantilización. Dice que estos pueblos siguen siendo objeto del racismo y se les considera inferiores a las comunidades no indígenas, además de que su cultura es vista como un obstáculo para el desarrollo. Sin embargo, se reconoce cada vez más que los indígenas tienen una relación excepcional con su medio ambiente, sus conocimientos tradicionales y su espiritualidad, lo que da origen a iniciativas externas que utilizan o aprovechan su cultura sin proporcionar a los pueblos ningún beneficio y muchas veces incluso les causan perjuicios (Lourdes Edith Rudiño).