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Pese a bajos recursos oficiales, hay 2 mil 400 grupos en el país

Comunidades forestales, opción viable de desarrollo: especialistas

Para este año, por primera vez se triplicó el presupuesto asignado

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Las comunidades forestales se benefician de los recursos naturales con proyectos sustentables, por lo que contribuyen de forma importante a evitar daños al medio ambiente; en imagen de archivo, tala clandestina en un bosqueFoto La Jornada
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de febrero de 2010, p. 41

Mientras la Comisión Nacional Forestal apuesta con mayor presupuesto a la reforestación y las plantaciones comerciales, alrededor de 2 mil 400 comunidades forestales, con bajos recursos oficiales, han conformado esquemas exitosos reconocidos internacionalmente.

En el país existe una superficie forestal comercial de 21.6 millones de hectáreas, en las cuales viven entre 13 y 15 millones de personas; 80 por ciento pertenece a ejidos y comunidades. Se encuentran en los estados de México, Durango, Michoacán, Chihuahua, Oaxaca, Puebla, Jalisco, Chiapas, Guerrero y Quintana Roo.

En 2009 el presupuesto asignado llegó a 5 mil 447 millones de pesos: 32 por ciento se orientó a reforestación y 18 por ciento al manejo de bosques naturales. Al Programa de Desarrollo Forestal Comunitario (Procymaf) correspondieron tan sólo 95 millones de pesos.

Para este año, por primera vez, se elevó en casi tres veces el monto, para llegar a alrededor de 300 millones de pesos.

David Bray, especialista en el tema de la Universidad de Florida, sostiene que el manejo forestal comunitario en México tiene relevancia internacional. Las actividades colectivas que se realizan en torno al manejo de los recursos colectivos permiten generar capacidades para resolver conflictos. Los datos sugieren que en los bosques comunitarios bien manejados se conserva la cobertura forestal tan bien o mejor que en las áreas naturales protegidas.

Indica que un número notable de comunidades forestales realizan operaciones industriales complejas, han logrado ser competitivas y hasta exportar su producción al extranjero, a pesar de que la mayoría de sus miembros cuenta con escasa escolaridad. Algunas comunidades invierten sus ganancias en la educación de sus hijos y en algunos casos ha surgido una nueva generación de administradores comunitarios con estudios universitarios.

Por su parte, Gonzalo Chapela, académico de la Universidad Autónoma Chapingo, recuerda que Elinor Ostrom, premio Nobel de Economía 2009, logró este reconocimiento por demostrar que en el contexto de la crisis financiera existen otros paradigmas y posibilidades de desarrollo. Estudió el modelo mexicano de silvicultura comunitaria y lo citó como ejemplo de lo que debe hacerse; sin embargo, a contrapelo de ello, hay una idea economicista de que el bosque natural no tiene condiciones de competir con las plantaciones comerciales.

El gobierno mexicano tiene la idea de que las plantaciones forestales comerciales –de monocultivos, como eucalipto– representan lo que hay que hacer y que la silvicultura comunitaria no es viable, agrega.

Sergio Madrid, director del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), afirma que se ha dado apoyo importante al Procymaf, que sirve de impulso a las comunidades forestales y ha sido una reiterada demanda de las organizaciones.

Ha crecido su cobertura y ya existe en al menos 10 estados. Apoya las capacidades de las comunidades en el manejo del bosque. En el presupuesto de 2010 se ha tomado en cuenta este enfoque de dar apoyo decidido a las comunidades que son dueñas de los recursos forestales y que están en condiciones adversas. Requieren recursos para fortalecer capacidades técnicas y de organización, así como para el aprovechamiento forestal, además de que están en graves condiciones de pobreza.

Esto es sobre todo porque dadas las condiciones de crisis económica actual, donde los productores participan en un mercado deprimido y ante un conjunto de productos de importación que entran a México sin aranceles, difícilmente pueden competir con el producto nacional.

Casos exitosos

Algunos ejemplos exitosos de manejo comunitario de bosques son los del ejido forestal El Balcón, en la sierra guerrerense, donde se explota madera de pino, que se corta en los aserraderos campesinos y con esto se generan empleos e ingresos para los habitantes de Tecpan de Galeana. Gran parte de la madera de este ejido está certificada internacionalmente por el FSC (Forest Stewarship Council).

Durante dos décadas, los ejidatarios han manejado los bosques e instalaron una fábrica de muebles y tableros. Han obtenido también reconocimientos internacionales al mérito forestal y la vida silvestre.

En Oaxaca, ejidos zapotecas abrieron la empresa TIP muebles. Se dedican a la explotación del bosque, tienen aserraderos, una fábrica de muebles y una tienda en la capital del estado, donde venden directamente al consumidor. Operan en los ejidos de Santiago Textitlán, Ixtlán de Juárez y Pueblos Mancomunados, desde hace 25 años.

Con esta actividad se benefician alrededor de 23 mil personas, y se generan 834 empleos directos y 500 indirectos.

Las políticas gubernamentales que sí favorecen el desarrollo del sector forestal son aquellas que se basan en el apoyo a las comunidades y los ejidos, que en México son los poseedores de la mayor parte de los bosques y las selvas, señala el CCMSS.

Indica que en el pasado se excluyó del aprovechamiento forestal a los habitantes y dueños del bosque, y se instauró un sistema de concesiones (privadas y después estatales) que dejaron un legado de pobreza, marginación y degradación del recurso forestal.