e lo fallido a lo permisivo, de la co- laboración a la claudicación, del desastre tolerado y promovido (¿la masacre de jóvenes fue u- na hechura a la medida?) a la gozosa apertura de puer- tas al patrón gringo que ampliamente ha anunciado sus propósitos de nuevas expansiones ya innecesariamente geográficas.

La enhiesta y dignísima secretaria de intervenciones exteriores, Patricia Espinosa, no encuentra manera de justificar e incluso aplaudir que Estados Unidos refuerce militarmente su frontera con México: ¡n’ombre, si hasta nos conviene, porque ahora va a estar más seguro de allá pa’cá!, sería la tesis de conformismo ranchero de la jefa de la diplomacia calderónica entreguista. Antes se habían tardado. Por su parte, el decano de los aspirantes a suceder a la susodicha Espinosa, Arturo Sarukhán, embajador del país todavía llamado México, se acomidió en Washington a presentar la mejor cara de desdoro ante las maniobras del obamismo injerencista: con ingenua exageración de las capacidades nacionales, el mencionado embajador dijo que México y Estados Unidos pueden trabajar en forma conjunta: tenemos el desafío de dejar de jugar ajedrez y entender que podemos transformarnos en socios del éxito de la región y no en cómplices del fracaso. Viendo a su tablero de damas chinas cuyas canicas considera alfiles, torres, caballos, princesas y reyes, Sarukhán reconoció que México no está en las prioridades del actual presidente gringo, pero en cambio sí hay la fortuna de que Obama y Calderón tienen una cercana y estrecha colaboración. ¡Oh, cuánta dicha contenida!

Disparos declarativos al aire para celebrar que la Iniciativa Mérida comenzará desde Ciudad Juárez: el gerente regional del gran negocio dominante en Chihuahua, José Reyes Baeza, anuncia qué tan complicadas están las cosas en la urbe fronteriza que necesario será pedirle una manita a los vecinos siempre tan atentos y dispuestos a colaborar. La procuradora estatal de justicia va más allá, e informa que la DEA y FBI ya están participando en las investigaciones de la matanza de Villas de Salvárcar, según eso porque uno de los jefecillos que habrían ordenado la masacre habría estado casado con una estadunidense.

Y disparos de ovnis contra la Armada gringa en el océano de chapoteadero que divide a Reynosa de McAllen: aterrorizados agentes de la Patrulla Fronteriza reportaron ayer que por allí de las ocho de la mañana fueron bombardeados por objetos probablemente nucleares, pero no identificados, cuando surcaban el río Bravo a bordo de un botecito vigilante de que no pasen a nado los mexicanos que no vayan a dejar sus pesos a los centros comerciales de la ciudad texana. De la Guerra de los Pasteles a la Guerra de los Quién Sabe. ¿Fueron disparos, ráfagas, cajas de mercancía comprada en algún mall? ¿Un avión, un pájaro o Supermán? Nadie sabe, nadie supo, pero la bitácora gringa anotó en sus páginas la versión de que la sacrosanta integridad del imperio fue rozada por el pétalo de objetos voladores no identificados y ni siquiera probados.

En la estratégica Ciudad Juárez se vivía un espectáculo de lamentable transfiguración: el fiero litigante dieguista, Fernando Gómez Mont, se transformaba en Rubencito Aguilar, aquel intérprete por necesidad de las ocurrencias de su jefe Chente. Calderón quiso decir, fue el mensaje que el político de las futuristas operaciones estéticas llevó a los familiares de los jóvenes masacrados: no es que Felipe quisiera decir que la causa de los asesinatos hubiera sido un ajuste entre pandillas, sino que, en ese momento, ésa era la única información que tenía a la mano, misma que ahora puede considerarse errónea. Mono de ventrílocuo a larguísima distancia, el secretario de Gobernación ofreció disculpas por sí mismo respecto a lo que él no pronunció, pero así cree saldado el asunto y dejada la constancia de que alguien, de algún modo, ya se explicó y ya se excusó: Felipe quiso decir… Ya con esos presuntos arreglos, tomada la plaza, el Señor de Bucareli decidió quedarse cuatro días más en Ciudad Juárez, trasladando sus presuntos poderes a la misma sede peleada por los priístas estatales, todo en preparación de la rumbosa y blindada aparición, un día de éstos, del hasta ahora esquivo Felipe.

Al quite también entraba en la capital del país la esposa del señor Felipe, al aprovechar un congreso internacional de innovación educativa para asegurar con absoluta seriedad que México no es un país de violencia, que el narco y los asesinatos no forman nuestra identidad y hay países como Guatemala, El Salvador, Colombia y Brasil que en esa materia se llevan las Olimpiadas y el Mundial. La señora Zavala hizo un quiebre conceptual que a más de uno dejó viendo estrellitas. Dado que en México sólo se castiga 5 por ciento de los homicidios, entonces sí quiero decirles que con esa impunidad pues ese promedio de homicidios significa que no es un país de violencia, es un pueblo que no le gusta la violencia, porque de lo contrario aprovecharía la impunidad para que tuviera mucho más homicidios. ¡Claro! ¿Cómo no se nos había ocurrido eso antes! ¿Dónde va uno y propone la asignación del Premio Nobel de la Paz mediante estadísticas?

Astillas

Mañana, a las 10 horas, Santiago Delgado, miembro de la oficina del Gobierno Legítimo en Ciudad Juárez, deberá acudir a la zona militar de ese lugar para cumplir con el citatorio con número de oficio AMPME-934-1, firmado por el teniente coronel J.M y licenciado Jorge Moreno Quiroz, agente del Ministerio Público Militar Especial, que fue dejado en la citada oficina lopezobradorista mediante un despliegue de alrededor de 50 soldados a bordo de varias tanquetas armadas, según el reporte del propio delgado… Hubo un golpe a la normalmente intocada banda de El Chapo, pero en Colombia y bajo la batuta de la DEA… Vean y oigan en http://bit.ly/bLBWTy un reportaje, en inglés, que este domingo transmitió la BBC sobre la guerra mexicana contra las drogas… Y, mientras Echeverría cree declarativamente resucitar, ¡Hasta mañana, en esta temblorosa columna!

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