Alfredo Muñoz-Unsaín tenía 78 años; trabajó 47 en la isla
Martes 9 de febrero de 2010, p. 24
La Habana, 8 de febrero. Alfredo Muñoz-Unsaín, quien fue director adjunto de la agencia France-Presse (AFP) en La Habana y uno de los periodistas extranjeros que mejor conocía Cuba, murió aquí este lunes a los 78 años de edad.
Muñoz nació en la provincia argentina de Santa Fe y era llamado comúnmente Chango, su apodo de juventud. Bien identificado en los círculos oficiales de la vieja guardia cubana, durante décadas fue un interlocutor indispensable para diplomáticos y periodistas extranjeros que querían acercarse a descifrar la isla.
A pesar de haber producido miles de despachos sobre temas cubanos, el veterano reportero fue renuente hasta el final a escribir o relatar su experiencia en este país, en total de 47 años.
El verdadero libro sobre Cuba es el que se ha escrito aquí
, solía decir, señalando la mesa del patio de su casa, en torno a la cual reunió regularmente a personajes de la vida política, cultural, diplomática, académica y religiosa de la isla y de la emigración cubana, con quienes hablaba en extenso, a menudo bajo la condición de no publicar. Era un conversador infatigable, de humor corrosivo y sarcasmo radical.
Una ataxia cerebelosa le redujo el movimiento en los últimos años y se sobrepuso a una crisis de origen múltiple hace tres meses, pero mantuvo el entusiasmo por el oficio, que ejercía con pasión por la exactitud.
Sin ser creyente, fue uno de los muy pocos invitados a saludar personalmente al papa Juan Pablo II en 1998, en la nunciatura apostólica.
Recién llegado a La Habana en 1963, según él mismo contaba, pronto descubrió que había una manera de encontrar con relativa facilidad a Fidel Castro: había que ir de madrugada a una céntrica cafetería, donde el entonces primer ministro pasaba el último tramo de su jornada. Chango encontró el camino para acceder a numerosas fuentes de primer nivel.
En 1959 fue corresponsal en Montevideo de la agencia cubana Prensa Latina. Cuatro años más tarde vino a trabajar a la redacción central y de ahí pasó a Radio Habana Cuba. Entró a la oficina de la Afp, donde se quedó cerca de dos décadas y llegó a ser director adjunto de la corresponsalía, hasta su jubilación en 1997. Más tarde escribió para El Periódico de Cataluña, Clarín de Buenos Aires, la revista católica cubana Palabra Nueva y otras publicaciones.
Dejó inédito un libro de anécdotas, un pálido trazo de su recorrido por la historia reciente de Cuba, y esbozó un ensayo sobre Eva Perón, una de sus obsesiones temáticas.