Cuando Frank Sinatra no era nadie –tan sólo el nieto de un inmigrante, residente de un barrio italiano de Nueva York, a principios de los años 30 del siglo pasado, su primer promotor le sugirió modificar su nombre por el de Frank Satin. Eso enfureció al cantante que habría de convertirse en el gran mito urbano, producto de la cultura de masas de Estados Unidos.

–Soy Frank Cabrón Sinatra, resopló.

Los estadunidenses en esa época no aceptaban más identidad que la del blanco anglosajón protestante, los WASP (White Anglosaxon Protestant). Los apellidos debían terminar en consonante, no en vocal, para dar con la definición de estadunidense.

Pero Sinatra cambió eso y mucho más, dice Pete Hamil, el autor de este texto que combina las técnicas del reportaje, la entrevista y el ensayo, que va más alla de una biografía, retratando un país que transforma el fonógrafo, la radio y el cine: la cultura de masas de ese gran periodo clásico de la historia que son los años 30 y 40 del siglo XX.

Micrófono en mano, Sinatra conquistó con su canto a millones de estadunidenses que por primera vez en su vida como nación oían la misma música: ritmos y melodías urbanas ejecutadas por el primer gran mito mediático de todos los tiempos, un tipo duro, pero romántico; alguien que prendía un salón de baile o arrinconaba en la melancolía a los amantes mal retribuidos.

Por eso importa Sinatra, por ser la voz, por su estilo musical, por su aportación a la cultura de masas estadunidense y al mundo. Un neoyorquino universal que, sotiene Pete Hamil, fue mal situado como miembro de la mafia, estigmatizado con la mala intención de desprestigiarlo o por simple ignorancia respecto de las comunidades sicilianas, donde el concepto de familia tiene un sentido extenso, no sólo nuclear. Esta lectura se recomienda acompañada de álbumes de época: Crosby, Porter y, por supuesto, Sinatra.

Título: Por qué importa Sinatra

Autor: Peter Hamil

Editorial: UNAM-Conaculta-Equilibrista

Número de páginas: 190

Precio de lista: 187 pesos