Islamabad, 3 de febrero. Al menos siete muertos, entre ellos tres soldados estadunidenses y tres menores, así como unos 60 heridos, en su mayoría niñas, fue el saldo de un atentado perpetrado por los talibanes frente a una escuela de niñas en el noroeste de Pakistán.

Los soldados estadunidenses integraban un convoy en el que viajaban líderes locales y periodistas que asistirían a la inauguración de un colegio de niñas reconstruido después de haber sido dinamitado por los talibanes hace un año en la aldea de Koto.

Los soldados estadunidenses muertos pertenecían una unidad que entrena a los guardias fronterizos paquistaníes, responsables de la seguridad en el noroeste, cerca de la frontera con Afganistán.

Los talibanes reivindicaron el atentado y alegaron que los soldados muertos trabajaban en la empresa privada de seguridad Blackwater Worldwide –ahora Xe–, cuestionada en Irak después de que cinco de sus agentes fueron acusados de haber disparado contra civiles iraquíes desarmados en un ataque que dejó 17 muertos en septiembre de 2007.

Este atentado se produce tras uno de los mayores ataques estadunidenses con aviones teleguiados que dejó 31 muertos, en su mayoría insurgentes, según fuentes militares paquistaníes.

En Irak, un ataque suicida con un carro contra peregrinos chiítas causó hoy la muerte de 25 personas, entre ellas una mujer y tres niños, mientras que 147 resultaron heridas a la entrada de la ciudad santa de Kerbala.