En el ámbito cultural las nuevas tecnologías, la Internet, el reciclaje y el concepto de apropiación, entre otras cuestiones, han resignificado el quehacer creativo y sus contenidos, han transformado las figuras del consumidor, el crítico, el curador y el académico en parte de la obra.

Los criterios de originalidad, valor, adquisición y coleccionismo, entre otros, también se han visto trastocados, así como las categorías que determinan lo culto o lo popular, las cuales hoy día se mezclan de muchas maneras.

A partir de esa realidad, ¿cuáles son entonces los puntos de cruce que erigen nuevas formas de la creatividad?, ¿hacia dónde se avanza?, ¿en qué medida los creadores pueden encontrar caminos alternativos para la difusión de sus ideas?, ¿qué es la cultura del reciclaje o la apropiación?, ¿de qué manera se constituye el valor de una obra?, ¿qué papel juegan la piratería, la academia, la crítica, en la puesta en valor de la misma?, ¿cuál es la respuesta de la escritura a las nuevas tecnologías? son algunas de las interrogantes que se exploran durante el encuentro La creatividad redistribuida, comentaron el especialista Néstor García Clanclini y el escritor Juan Villoro, coordinadores de ese foro, que inició actividades este lunes en el Centro Cultural de España y concluirá mañana jueves.

Ecología comunicacional

En la jornada inaugural, García Canclini explicó que en las últimas dos décadas, la estética y los estudios culturales hablan del arte como posproducción.

Bourriaud, continuó el catedrático, “reúne decenas de experiencias que a través de un montaje, el subtitulado o el sampleo, generan situaciones no radicalmente nuevas, sino seleccionan objetos ya dados para remodelarlos o insertarlos en contextos diferentes. La pregunta artística, dice Bourriaud, ya no es: ‘¿qué es lo nuevo que se puede hacer?’, sino más bien, ‘¿qué se puede hacer con...?’

La interrogación sobre la creatividad trasciende el ámbito de los creadores y se sitúa en los nuevos modos de articularse producción, circulación y consumo, apuntó el autor del volumen Culturas híbridas.

“Ya las artes colectivas e industrializadas como el cine, la televisión, el video y los videojuegos venían alterando los lugares de la creación, la recepción y los intermediarios. La etapa más reciente está representada por la web 2.0, donde circulan tantas ‘creaciones’ de artistas como de usuarios, lo que los creadores inician y otros modifican, que se desdefinen las fronteras entre arte y no arte.

¿Podemos seguir hablando de arte y de obras?, se preguntó García Canclini. “Más que obras, encontramos diálogos, expresiones de deseos, intercambios, compras, información sobre lo que hablaron o compraron otros. Más que obras y espectadores, encontramos flujos que circulan a través de objetos, personas e imágenes. Quienes proveen contenidos no son sólo profesionales. Se democratiza la innovación, entramos en una era de innovación abierta y multidireccional.

“El uso exuberante de nociones vaporosas, como ‘multitud’, no ayuda a definir el carácter de los actores ni de las interacciones en la red, ni hallamos todavía conceptos apropiados para valorar sociológica y estéticamente lo que es creativo e innovador en esta ecología comunicacional”, reconoció el estudioso.

Durante el primer día del encuentro La creatividad redistribuida participaron Julián Zugazagoitia, director del Museo del Barrio, de Nueva York, y Josep Ramoneda, director del Centro de Cultura Contemporánea, de Barcelona, quienes hablaron sobre la fundación, remodelación, concepción y vocación de sus respectivos espacios. Y para concluir el escritor español Agustín Fernández Mallo, autor de la trilogía Proyecto Nocilla, reflexionó sobre la Internet.