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Bach, Bochherini, violonchelo, viola da gamba, embeleso
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Periódico La Jornada
Sábado 23 de enero de 2010, p. a15

Uno de los puntos capitales donde reside la belleza del mundo y sus misterios está en todas partes, donde suenen las Variaciones Goldberg y las Seis Suites para Violonchelo Solo de Bach.

Lo confirma el viejo adagio japonés: Esokeniké.

Ese par de obras maestras, como todo clásico verdadero, siempre da nota.

La más reciente es la redición de un documento-joya: el registro fonográfico que realizó el maestro catalán Jordi Savall, con el eminente especialista Ton Koopman al clavecín: Las Sonatas para Viola da gamba de Bach, es el título, bajo el sello Virgin Classics y el siguiente itinerario: la grabación original se realizó las primeras tres jornadas de marzo de 1977 en Claydon House, Buckinghamshire, al año siguiente ocurrió una primera redición y en 1989 una remasterización digital, para finalmente procesar una cuarta y definitiva redición digitalizada, con fecha de hace unos meses, y es la que tenemos en las manos, en la mente, en el corazón.

Las Sonatas para Viola da gamba de Bach poseen belleza radiante: una clara luminosidad impregna el aire en cuanto suena esta música curativa, prístina, flor en capullo. La voz tan peculiar de la viola da gamba, ese instrumento tan bello como único e irrepetible, extiende la nobleza de espíritu, el hálito que anima esa fuente de belleza que es el alma conectada al cerebro conectado al espíritu de Bach.

Sin duda alguna, el intérprete por excelencia es el maestro Jordi Savall, una persona poseedora a su vez de un alma buena, un cerebro prodigioso y un espíritu superior.

Este disco es una joya en muchos sentidos, en primer lugar por su contenido, además porque es una de las raras ediciones que se consiguen de este músico fuera de su compañía disquera propia, en la que actualmente edita obras de arte que no se limitan a un disco compacto, son libros de lujo que contienen investigaciones a fondo sobre el tema de la música que contiene el cidí que envuelve tal libro. El Disquero ha reseñado puntualmente cada uno de ellos.

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Jordi Savall, músico catalán, quien ha rescatado a la viola da gamba, durante un ensayo en el templo de La Valenciana, donde se presentó como parte del Festival Internacional Cervantino en 2008Foto José Antonio López

Por lo pronto el rescate que hace Virgin Classics de este prodigio de interpretación musical con los dos máximos exponentes de sus respectivos instrumentos, la viola da gamba y el clavecín (aunque en este último renglón está una pléyade, donde destaca por ejemplo el maestro Gustav Leonhardt), constituye un acierto mayúsculo en la supuestamente en quiebra y agónica industria del disco de buena música.

Entre lo mucho de interesante, además de hermoso, que tienen estas Sonatas, podemos observar que a la hora de su escritura, a finales de la década de los 30 e inicios de los años 40 del siglo XVIII, la viola da gamba ya se consideraba, injustamente, como un instrumento anticuado. Como un guiño, Bach decidió usar un formato moderno en extremo para esa época: la forma sonata. En contraparte, para sus Suites para Violonchelo solo, un instrumento moderno que ganaba en popularidad cada día, eligió formatos tan antiguos como las danzas (sarabandas, minués, bourrés, alemandas...).

El movimiento inicial de la Sonata 3 está en estilo italiano, como si Bach hubiese enriquecido el estilo de Vivaldi con una exquisitez camerística, un sentido supremo de intimidad y una riqueza ornamental tan exquisita que lo emparenta con la bellísima Aria inicial de las mismísimas Variaciones Goldberg.

Y como las buenas noticias no viajan solas, en los estantes de novedades discográficas esplende una caja que es un auténtico arcón de maravillas, un tesoro de esos que pintan en baúles: todas las Sonatas para violonchelo de Boccherini en cuatro cidís a un precio de esos increíbles que solamente la firma Brilliant Classics puede hacer: 256 morlacos por cuatro discos embaulados preciosamente.

Todo un festín, porque Boccherini es uno de los referentes más elevados para todos aquellos a quienes nos apasiona, arrebata, embruja, fascina, nos pone a flotar el sonido tan bello, misterioso, elegante, mágico del violonchelo y de su hermosa madre, la viola da gamba.