No sólo se origina por falta de voluntad
Miércoles 20 de enero de 2010, p. 3
Expertos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional analizan mutaciones genéticas como posibles causas de la obesidad, a fin de conocer qué puede motivar a una persona a comer en exceso. Ranier Gutiérrez Mendoza, investigador del departamento de farmacología, encabeza el equipo de especialistas que buscan comprender cómo funciona el cerebro en sujetos obesos.
Hasta el momento, indicó, se sabe que la mutación de ciertos genes, como el que codifica para el receptor de la leptina, pueden promover el desarrollo de la obesidad y provocar que la persona ingiera más comida.
En un comunicado de prensa, enfatizó que a partir de este descubrimiento genético se contó con las bases para afirmar que este problema de salud tiene raíces biológicas, pues no es originado sólo por falta de voluntad y una dieta desequilibrada.
Destacó que la obesidad es consecuencia de mutaciones en varios genes y, muy probablemente, por un cambio en la actividad neuronal que induce a la persona propensa a la obesidad a seguir alimentándose.
La investigación que encabeza intenta determinar aquellas señales que ocurren en el cerebro de una rata obesa, identificando cada cambio neuronal que el sujeto experimenta conforme va engordando y se vuelve más propenso a comer en exceso. El método registro multielectrodo
permite reportar simultáneamente la actividad eléctrica de cientos de neuronas en animales en libre movimiento para detectar estas modificaciones.
Una vez entendidos esos cambios cerebrales, precisó, se podrán diseñar nuevos fármacos que los reviertan y así poder prevenir o mejorar la situación fisiológica y patológica de una persona obesa.
Además, agregó Gutiérrez Mendoza, se podrá comprobar la eficiencia de nuevos tratamientos para bajar de peso, ya que muchos no están sujetos a pruebas con rigor científico que comprueben su eficiencia. Sin embargo, son vendidos sin ninguna limitante, es decir, muchos de estos tratamientos no cumplen al ciento por ciento con la disminución de la grasa corporal y posteriormente tienen un efecto de rebote mucho más grave.