Sobre el polémico tranvía
¿Más gobierno o más IP?
l principio de la administración actual del Distrito Federal se hablaba con mucho entusiasmo de la posibilidad de hacer del Eje Central el cauce para un transporte cómodo, pero sobre todo limpio, es decir, uno cuyas emisiones contaminantes fueran las menos posibles. El proyecto durmió durante buen tiempo en las oficinas gubernamentales hasta que ahora, entre una serie de críticas, lo hicieron despertar.
Aquel proyecto acompañaría la recuperación del Centro Histórico de la ciudad y sería, como en el caso del Metro, desde el principio un sistema propiedad del gobierno. Hoy las cosas han cambiado radicalmente.
Fue hace 15 meses que se dio a conocer la licitación para que la capital del país tuviera un tranvía con las características que requiere el Centro Histórico. En aquellos momentos casi todas las calles del llamado primer cuadro estaban en proceso de reconstrucción. Se pensaba que era el momento adecuado para tener ese sistema de transporte.
No obstante, las condiciones en el mundo del dinero parecían no ser muy favorables. El fantasma de la crisis se cernía sobre las economías del mundo. La licitación quedó desierta. Nadie quería invertir, y aunque no se dice, el que ese sistema quedara en manos del gobierno desde el principio parecía un escollo que no querían brincar los inversionistas.
Hoy esa condición ha cambiado. Se dice que el clima financiero también. Sobran los tiradores, por ese motivo, contra la construcción del tranvía, que estará en manos privadas durante un cuarto de siglo, si no es que más. No hay que olvidar que el costo de la obra pasó de 2 mil millones a 17 mil millones de pesos, porque no es lo mismo el pago, digamos de contado, por parte del gobierno, que en abonos chiquitos por 25 años.
Por otro lado, dicen los constructores de este tipo de transporte, la tecnología que se usará en la construcción no afectará en gran medida las calles del Centro recién recuperadas, aunque será necesario excavar hasta 50 centímetros sobre las calles por donde pase.
Las vialidades más afectadas serían Jesús María, Regina, y desde luego 20 de Noviembre. En las dos primeras el tranvía pasaría hasta en dos ocasiones, es decir, de ida y vuelta, y esto, sin duda, afectará tanto al comercio como al tránsito en el Centro Histórico.
Dicen los que tienen bien visto el proyecto que si en ciudades como Praga, París o Roma no hubo afectaciones al valor histórico y cultural, no habría por qué suponer que el Centro Histórico de la ciudad de México será dañado.
Total, que las consideraciones de algunos estudiosos del asunto hablan de las supuestas o reales bondades del transporte, pero parece que no hay uno solo que lo considere indispensable si se ven las carencias y las urgencias en otros renglones de la vida de la ciudad. Así que advierten que el trenecito huele a negocio
En fin, hace ya algún tiempo le preguntamos al actual jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, que cómo sería el trazo de su administración: ¿Más gobierno o más IP?, fue la pregunta. La respuesta se puede ver cada vez con mayor claridad. Ni modo.
De pasadita
No se trata de enchílame otra. No es tan fácil. Existe un grupo de perredistas, muy nutrido, según dicen, que no está de acuerdo con la campaña de unificación que lleva a efecto Alejandra Barrales en el DF, y menos con las ideas de Manuel Camacho. Más pronto de lo que muchos suponen habrán de entrar de lleno a la discusión de lo que deberá hacer el PRD de cara a las próximas elecciones, y sobre todo hacia el 2012. Eso nos cuentan.