ara el nuevo refranero del futbol, podría decirse que el Tigre es el animal que insiste en tropezarse muchas veces con la misma piedra. El equipo de la Universidad Autónoma de Nuevo León concretó esta semana el fichaje más caro para el torneo Bicentenario 2010: el brasileño Everton Cardoso, en 5.7 millones de dólares.

Se trata de la tercera contratación más onerosa en la historia del balompié mexicano, sólo menor a las del América, con Federico Insúa (6.5 mdd) y Aquivaldo Mosquera (5.9). Si de tirar el dinero en contrataciones que nada dejan se trata, los felinos llevan mano.

En los tres años recientes, se calcula que los Tigres han dilapidado unos 35 mdd en firmar a futbolistas como Kikín Fonseca, Gastón Fernández, Blas Pérez, Guillermo Marino, Julio César Cáceres, Lucas Lobos y Omar Bravo, a quien por partido jugado le pagaron 83 mil dólares.

En la lista de gastos se ubican también técnicos como Américo Gallego, Manuel Lapuente, Mario Carrillo, José Pekerman y ahora Daniel Guzmán.

El desfile de nombres y de decepciones es interminable, pues a pesar de tantos dólares el equipo nada ha ganado y, por el contrario, se encuentra en serios problemas de descenso. Ya se sabe que el dinero no garantiza títulos, pero los Tigres insisten en esa política despilfarradora, mientras su público cada 15 días llena el llamado Volcán en una muestra de que se conforma con lo poquísimo que le dan y que muchos confunden al llamarla la mejor afición de México.

Otros felinos se ubican en el lado contrario. Los Pumas determinaron otra vez no realizar contrataciones, para dar oportunidad a sus fuerzas básicas. Y desde ahora, a una semana de que se inicie la campaña, se puede apostar que el conjunto de Ricardo Ferretti dará pelea por el título, mientras los Tigres arañarán la permanencia en el máximo circuito. A pesar de tanto gasto... o precisamente por eso.

Se vislumbra una competencia interesante. Por lo realizado el torneo pasado y por los refuerzos para el próximo, Cruz Azul luce como un cuadro poderoso y tal vez el máximo aspirante al cetro. Sin embargo, parecen fuera de lugar las declaraciones de Enrique Meza, quien se puso romántico y afirmó: hay amores que matan y no queremos que las ganas de ser campeones nos lleguen a hacer daño.

Más allá de las mal querencias, a los Cementeros ya les urge una corona, aunque en la semana la FIFA le haya reconocido sus subcampeonatos con el título de mejor equipo mexicano en 2009.

Las Chivas deben mejorar luego de un torneo decepcionante. El plantel puede dar pelea a pesar de las decisiones viscerales de su directiva. Será tal vez la última oportunidad para un Adolfo Bautista que tiene capacidad para jugar en Europa, pero que por su apatía deambula intrascendente con otras playeras diferentes a la rojiblanca.

Debido a la presión popular, Jorge Vergara determinó dejar libre a Ramón Morales, quien se quitó el yugo y optó por parar seis meses para luego ser dueño de su propio destino.

El campeón Monterrey es una incógnita. Llegará a la defensa del cetro sin el envión anímico que tuvo en la liguilla y con las bajas de Felipe Baloy (subutilizado como lateral) y de su goleador Humberto Suazo, quien afortunadamente ligó contrato con el sotanero Zaragoza, porque de lo contrario hubiera andado refunfuñando con el uniforme rayado que sentía ya le quedaba chico.

El América apostó por el plantel del torneo pasado y está superando su primera prueba al clasificarse a las finales del Interliga, pero mucho deberá mejorar para llegar a la Copa Libertadores y para responder a la expectativa de un club de ese calibre.

Otros que darán pelea son Morelia, que se reforzó con tino y sigue con la buena conducción de Tomás Boy; el Toluca, con una base sólida desde hace varias campañas, y el Pachuca, que sigue creyendo en el novato timonel Guillermo Rivarola y dejó ir al cumplidor Christian Chaco Giménez.

Mientras, se inició ya la liga de ascenso. Como siempre, Cuauhtémoc Blanco se echó el equipo al hombro, pero los Tiburones fallaron muchas oportunidades de gol y fueron vencidos por el Necaxa, que demuestra así que defenderá con uñas y dientes su título y su posible regreso al máximo circuito.

Blanco jugó a buen ritmo durante los 90 minutos, lo que es una buena noticia para el Tri, aunque sin duda los rivales serán muy diferentes a los que se acostumbrará a enfrentar en la antes llamada Primera A.

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