a decimocuarta Conferencia sobre cambio climático de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se inició el primero de diciembre de 2008 en Poznan, Polonia, para intentar establecer las bases y compromisos del tratado de Copenhague. Doce mil delegados de 190 países adoptaron una hoja de ruta
para preparar el encuentro de Copenhague. Al mismo tiempo, en diciembre de 2008 los líderes de la Unión Europea se reunieron en Bruselas, Bélgica, y alcanzaron un acuerdo sobre un paquete de medidas para combatir el cambio climático, pactando reducir sus emisiones 20 por ciento para 2020.
En marzo de 2009, miles de científicos fueron reunidos durante tres días en Copenhague, por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, para revisar los datos más recientes y actualizar la información científica sobre el calentamiento global.
Una reunión tuvo lugar en Bonn del 29 de marzo al 8 de abril de 2009. Otros encuentros estuvieron previstos: dos en Bonn (del primero al 12 de junio y del 10 al 14 de agosto) y dos en Bangkok (del 8 al 9 de octubre y del 14 al 16 del mismo mes).
La decimoquinta Conferencia de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, llevada a cabo del 7 al 18 de diciembre de 2009, tenía la meta de preparar futuros objetivos para remplazar el Protocolo de Kioto, que terminará en 2012. Estuvieron en ésta miles de expertos en clima y representantes de 192 países miembros de dicha convención.
Esa cumbre fue la culminación de un proceso de preparación que se inició en Bali en 2007, con una hoja de ruta
adoptada por los países miembros, con el siguiente protocolo de las partes, que divide sus labores en grupos específicos de negociación para abordar los diferentes temas de las agendas de sus órganos subsidiarios y grupos de trabajo ad hoc.
Los días 16 y 17 de diciembre tuvo lugar el segmento de alto nivel, con amplia participación de jefes de Estado y de gobierno, así como de ministros encargados de la agenda climática.
El viernes 18 de diciembre, conforme concluyeron los grupos de negociación, se celebraron las sesiones plenarias para la clausura de la conferencia.
Ésta tuvo como propósito fortalecer el régimen climático en cinco grandes áreas señaladas en el plan de acción de Bali: visión de largo plazo, mitigación, adaptación, tecnología y financiamiento.
Entre su objetivos primordiales está concluir el proceso de negociación iniciado en diciembre de 2007, en el cual se deberán establecer parámetros específicos para los siguientes temas:
Meta global de largo plazo. Un objetivo indicativo que permita orientar las acciones de las partes de la convención al menos hacia 2050.
Mitigación. Establecimiento de compromisos cuantitativos y ambiciosos de reducción de emisiones para países desarrollados, así como acciones fortalecidas de mitigación para naciones en desarrollo, con base en incentivos positivos.
Adaptación. Establecimiento de un nuevo marco institucional, que en el contexto de la convención oriente las políticas y medidas de respuesta a los efectos nocivos del cambio climático.
Tecnología. Fortalecimiento de las acciones en materia de investigación y desarrollo tecnológicos.
Financiamiento. Diseño de un esquema financiero que sea eficiente, predecible y adecuado para atender las necesidades de adaptación y mitigación del mundo en desarrollo.
El 28 de agosto de 2009, México publicó en el Diario Oficial de la Federación su Programa Especial de Cambio Climático 2009-2012.
En él, nuestro país se compromete a reducir de manera unilateral la emisión de 50 millones de toneladas de bióxido de carbono por año hacia 2012 y a considerar opciones para lograr una mayor disminución en 2020.
Entre las metas del programa destacan impulsar la eficiencia energética y las energías renovables; mejorar la eficiencia de los vehículos; reducir la liberación y quema del gas asociado a pozos petroleros, y apoyar la construcción de viviendas sustentables (Programa de Hipotecas Verdes).
A escala multilateral, en seguimiento al Plan de Acción de Bali, México ha propuesto la creación de un fondo mundial para el cambio climático (fondo verde), el cual busca establecer un mecanismo que asegure incentivos económicos para todos los países, integrándose primordialmente con recursos públicos provenientes de una escala universal de contribuciones, con excepción de las naciones menos desarrolladas. Las contribuciones estarían basadas en una fórmula que tome en cuenta la capacidad de pago y la responsabilidad por las emisiones.
El objetivo final a largo plazo es la reducción mundial de las emisiones de Co2 en al menos 50 por ciento en 2050 respecto de 1990, y para conseguirlo los países deben marcarse metas intermedias. Así, las naciones industrializadas deberán disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero entre 25 y 40 por ciento en 2020 respecto de los índices de 1990 y deberían alcanzar una reducción de entre 80 y 95 por ciento para 2050.