Familia y comunidad
l escritor italiano Alberto Moravia tuvo entre sus principales preocupaciones la situación de niños y jóvenes del mundo. Por ello formó parte de diversas comisiones humanistas del Parlamento Europeo, en el que representó a Italia desde 1984 hasta su muerte, en 1990. Desde esa plataforma, declaró alguna vez que la familia es el enemigo número uno del espíritu comunitario
.
Esta idea, que puede horrorizar al pensamiento conservador, ilumina, en cambio programas progresistas ahí donde se busca que los niños no sean sólo propiedad y responsabilidad privadas, sino un bien público y que a la libertad de los padres para educarlos se sume el derecho y la responsabilidad del Estado para que en la niñez se cumplan los programas del proyecto nacional, cuando lo hay.
De este modo, no sólo se trata de velar por el bienestar de nuestros propios hijos y que nada nos importen los del vecino, pues a fin de cuentas los otros niños son y serán parte del entorno humano de nuestros propios hijos.
Es decir, que esos niños que hoy no recibieron ni siquiera una pelota de los Reyes Magos (yo los conozco), serán quizá los secuestradores o enemigos frontales de los niños que son excesiva y, a veces, patológicamente colmados de juguetes en estas fechas, por padres que reciben sueldos o ganancias de escándalo.
Precisamente las fiestas navideñas, que son esencialmente de familias cerradas en sí mismas, ponen en alto relieve estos mecanismos de reproducción de la inequidad social.
Somos una sociedad salvaje, eso queda demostrado con los datos de la situación de la infancia nacional, en un contexto de privilegios inauditos para una clase política parasitaria, ineficiente y antipatriótica.
Un esfuerzo social de autoconciencia puede ser un buen ejercicio para iniciar el año nuevo: por la situación de nuestros niños, que son pobres en su mayoría; por los 49 niños muertos trágicamente, víctimas de la corrupción en la guardería ABC, de Hermosillo; por los muchos niños muertos, que nadie cuenta, en los fuegos cruzados de la pelea contra el narco; por nuestra incapacidad para construir y defender las oportunidades de nuestros niños y jóvenes, en un contexto de despilfarro y abuso político, somos una sociedad de barbarie, enferma, perversa, disfuncional, somos una espantosa vergüenza, señores panistas, en la que los niños se prostituyen para comer, señores priístas, en la que la patria se nos muere de tristeza, señores jueces, y en las que el futuro está siendo cancelado, señores legisladores.
Y sin embargo, diremos con Galileo, la Patria se mueve y a 100 años de la Revolución, le deseamos un feliz 2010 lleno de valientes y efectivos ¡Ya basta!