El presidente Medvediev ordena medidas para frenar la violencia
Jueves 7 de enero de 2010, p. 20
Moscú, 6 de enero. Como el águila bicéfala de su escudo nacional, Rusia es un enorme país con un pie en Europa y el otro en Asia, lo cual explica que hoy hayan dominado el panorama informativo local dos noticias de signo contrario.
Mientras Moscú y el resto de la parte europea se preparaban para celebrar la Nochebuena ortodoxa, según el calendario juliano que reconoce la Iglesia predominante en este país, en medio de la gélida quietud (en torno de los 15 grados bajo cero) del sexto día de los 10 primeros del año decretados como feriados por el Kremlin, un nuevo atentado suicida sacudió el Cáucaso del Norte, cuya población es mayoritariamente adepta al Islam.
La televisión y la radio rusas ofrecieron hoy una imagen dual de alegría y tragedia, como si se tratase de dos países distintos.
Pero es uno solo: la Federación de Rusia. Y por lo mismo el presidente Dimitri Medvediev, además de felicitar hoy a los creyentes ortodoxos, tuvo que ordenar al ministro del Interior y al titular del servicio federal de seguridad que tomen medidas adicionales para frenar la ola de violencia que, cada día, incrementa el número de víctimas en el Cáucaso del Norte.
Hoy un atacante suicida intentó estampar su coche bomba, cargado con cerca de 100 kilos de explosivos, contra la sede de la policía de tránsito de Majachkalá, en Daguestán, en el momento en que decenas de agentes estaban reunidos en las afueras del edificio.
Seis personas, sin contar al atacante, murieron y al menos 14 resultaron heridas, gracias a que el conductor de un vehículo policial decidió cortar el paso del coche-bomba sacrificando su vida y la de quienes iban con él para salvar a decenas de compañeros policías.
El atentado hizo recordar el de otro atacante suicida en agosto en la vecina república norcaucásica de Ingushetia, junto con Daguestán también colindante con Chechenia, la zona rusa más inestable, cuando hizo explotar su coche-bomba en la sede de la policía, lo que causó unos 25 muertos y más de 150 heridos entre policías y civiles.
De acuerdo con cifras oficiales, tan sólo en Daguestán se perpetraron más de 200 atentados en 2009 contra la policía y los servicios secretos, que dejaron un saldo de 50 muertos y más de 150 heridos.
En el mismo periodo, murieron 120 combatientes islamitas.
Al terminar de redactar el párrafo anterior, la televisión local comienza a transmitir en directo la magna misa oficiada por el patriarca Kiril, máximo jerarca de la Iglesia ortodoxa rusa.