El operador de aeropuertos Asur, la productora de tortillas Gruma y la minorista Grupo Famsa serán incluidas en el índice de precios y cotizaciones (IPC), el indicador de referencia del mercado bursátil mexicano, informó ayer la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

Esas empresas remplazarán a la operadora de aeropuertos OMA y las firmas acereras ICH y Simec.

Cada año las autoridades de la bolsa revisan el desempeño del IPC con base en la liquidez y capitalización de mercado, y determinan si se requieren cambios.

Mientras se avizoran graves problemas económicos para la mayor parte de la población, el mercado bursátil mexicano regaló a sus inversionistas uno de los mayores niveles históricos del IPC, que ayer se ubicó en 32 mil 830.16 unidades.

En apenas tres días el indicador se aproxima a romper en dos ocasiones los máximos niveles históricos alcanzados en octubre de 2007, cuando llegó a 32 mil 836.12 unidades: apenas el pasado lunes el IPC dio las primeras muestras del brío con que busca desempeñarse en 2010, al superar la barrera de los 33 mil puntos, aunque su cierre quedó en 32 mil 758.53.

Durante 2009 el rendimiento de la Bolsa Mexicana de Valores fue de más de 43.5 por ciento, lo que la ubicó como uno de los mercados más rentables del continente. No obstante, esa rentabilidad responde al carácter especulativo de los mercados bursátiles y no refleja que la situación económica del país mejore.

Históricamente el mejor periodo de crecimiento del IPC fue hace 23 años, en 1987, a la par del hundimiento de los sectores productivos de la economía. Pero aquel año también fue el del mayor desplome de la BMV en una sola sesión.

En la actualidad, el mercado bursátil mexicano logró remontar la caída de 24.2 por ciento que tuvo en 2008 en el contexto de la crisis financiera internacional, pero aún no alcanza el máximo nivel histórico de octubre de 2007.

Analistas privados consideran que el mercado bursátil mexicano se ve apoyado por el interés de los inversionistas internacionales de buscar rendimientos más rápidos y elevados, luego de que en los países desarrollados prácticamente se han controlado los desequilibrios económicos.