Un comando disparó ráfagas de armas de alto poder contra un hospital privado de Tijuana, Baja California, y contra un lote de autos contiguo, en el que también incendió 10 vehículos. Minutos después prendió fuego a una funeraria. No hubo personas lesionadas.

También en esa ciudad fronteriza aparecieron los cuerpos de hombres decapitados, entre ellos el de un policía ministerial, y tres personas fueron ejecutadas en dos hechos distintos.

Alrededor de las 23:35 horas del martes, un grupo armado que se desplazaba en cuatro vehículos disparó contra la fachada del Hospital Guzmán, e incendió 10 automotores del lote denominado Concordia.

Tanto el nosocomio como el lote se ubican sobre la calle Gaycura, en la colonia Herrera, y ambos son propiedad del doctor Fernando Guzmán Cordero, quien en 2008 fue secuestrado y horas después liberado.

En la entrada del hospital, los agresores dejaron un mensaje en el que se reclamaba que allí se haya brindado atención médica a integrantes del cártel de los Arellano Félix.

Media hora después, el comando prendió fuego a la funeraria San José, ubicada en la calle sexta de la zona Centro, causando daños materiales. Después de los ataques, los agresores huyeron en dirección al libramiento Rosas Magallón, donde al toparse con un grupo de policías municipales dispararon sus armas, pero no hirieron a ninguno de los agentes.

En los primeros minutos del miércoles, policías locales hallaron en calles de la colonia Emperadores de Tijuana, el cuerpo decapitado de un hombre que más tarde fue identificado como el policía ministerial de Baja California Marco Antonio de la Luz Arellano.

El agente fue levantado (secuestrado sin intenciones de pedir rescate) la mañana del martes, cuando se encontraba en su casa, en compañía de su esposa. Junto a su cadáver estaba un mensaje con advertencias para Fernando Sánchez Arellano, El ingeniero, jefe del cártel de los Arellano Félix.

Horas después, al filo de las 6:56 de la mañana, en la canalización del Río Tijuana, a la altura de la colonia Alamar, fue descubierto el cadáver decapitado de otro sujeto, al que además los agresores cercenaron el dedo meñique de la mano izquierda, con un mensaje idéntico al anterior.

Las células del cártel de Sinaloa que operan en Baja California bajo el mando de Teodoro García Simental, El tres letras, se atribuyeron ambas ejecuciones.

En más hechos violentos ligados al crimen organizado en territorio tijuanense, pistoleros ultimaron a Ricardo Sánchez Negrete en el fraccionamiento los Alcatraces, y un grupo de gatilleros baleó un domicilio de la colonia Aeropuerto, donde dio muerte a dos personas.

En Chihuahua, entre la noche del martes y el miércoles, las autoridades policiacas de la entidad reportaron 19 asesinatos, 15 de ellos en Ciudad Juárez. Cuatro de las víctimas eran mujeres.

De esos crímenes, destaca la ejecución de cinco personas –cuatro hombres y una mujer– en el poblado El Progreso, en la zona agrícola de Valle de Juárez.

A las 23 horas del martes, un grupo armado irrumpió en una vivienda, levantó a cinco individuos, a quienes golpeó y acribilló, para posteriormente abandonar sus cuerpos en un camino de terracería.

La madrugada del miércoles, en un puente de uno de los accesos a la población de Los Mochis, municipio de Ahome, Sinaloa, aparecieron colgados los cuerpos de dos jóvenes, junto a los cuales había un mensaje.

Uno de los occisos fue identificado como Elio Alán Hurtado Quiñónez, de 20 años, quien era cantante de música grupera y se hacía llamar El palomo de Sinaloa.

En el municipio de Sinaloa de Leyva, Salomé Zavala García, empleado de la Comisión Nacional Forestal y ex regidor del Partido Acción Nacional, fue abatido a tiros por desconocidos, mientras que en dos acciones ocurridas en la capital Culiacán, tres jóvenes fueron levantados ayer.

La Policía Estatal Investigadora de Sonora reportó el asesinato de Marco Armando López y Rolando Villela, y un individuo más que resultó herido en el municipio fronterizo de Nogales, en hechos relacionados con el narcotráfico.

Con información de Antonio Heras, Rubén Villalpando, Javier Valdez y Ulises Gutiérrez