Sábado 26 de diciembre de 2009, p. 6
La Habana, 25 de diciembre. El trovador cubano Jorge García había planeado ofrecer un recital en una pequeña explanada del malecón de La Habana, junto a un fuerte colonial. No pudo cumplir su deseo, pero por ese mismo lugar se fueron sus cenizas.
Jorge murió el domingo último a los 50 años, víctima de un linfoma no Hodking.
Tenía mucha impronta, mucho ímpetu para meter el pecho en la sociedad
, dijo a La Jornada el también trovador Gerardo Alfonso. Era muy valiente a la hora de encarar la vida. En ese detalle veo su particularidad
.
Con seis discos y uno más que estaba en camino, Jorge había permanecido lejos de los reflectores y el mercado, pero muy cerca de su poesía libérrima y su insaciable vocación por explorar nuevos caminos musicales.
Era un trovador preocupado desde la primera hasta la última canción en los problemas sociales
, recordó Alfonso. Le cantaba al amor, como todos nosotros, pero se centraba más en analizar su sociedad. No siempre de una manera crítica, sino sugiriendo las circunstancias, para que tú sacaras tus propias conclusiones
.
García preparaba un disco con la agrupación de música antigua Ars Longa. Llegó a interpretar su canción más amorosa con un trío de mariachis callejeros. Abría espacios tímbricos al jazz, al flamenco y revisitaba la trova tradicional.
Alfonso consideró que el concepto orquestal de Jorge García era juglaresco. Tenía un aliento de barroquismo. Incluso él solo con su guitarra elaboraba su armonía en fuga
.
En una entrevista con este diario, García dijo que en su búsqueda la palabra es mezclar: se trata de una mezcla de sonoridades con las que quise experimentar
. Al mismo tiempo, rechazaba las clasificaciones que hablan de generaciones trovadorescas: En realidad la trova cubana es muy antigua, viene desde el siglo XIX y se ha transformado y renovado a lo largo de todo este tiempo, quizás con distintas expresiones en cada momento
.