Un repudio generalizado provocó el asesinato de la madre, dos hermanos y una prima del marino Melquisedet Angulo Córdova, quien murió la semana pasada durante el operativo realizado en Cuernavaca para capturar al capo Arturo Beltrán Leyva.

La Comisión Permanente del Congreso de la Unión condenó esos homicidios, guardó un minuto de silencio por las víctimas y demandó al gobierno federal salvaguardar el estado de derecho y las condiciones de seguridad y justicia de todos los ciudadanos. Diputados y senadores del PRI advirtieron que México podría estar entrando en una carrera del horror.

Francisco Ramírez (PAN), presidente de la comisión, leyó un mensaje consensuado entre las fuerzas políticas, en el cual repudian los hechos de violencia.

Manlio Fabio Beltrones, coordinador del PRI en el Senado, dijo que la muerte de esa familia no debe amedrentar a las fuerzas públicas ni al Estado, sino por el contrario, exigirles más eficacia y más acciones decididas contra la delincuencia.

Los presidentes de las comisiones de Marina y Seguridad Pública del Senado, los panistas Sebastián Calderón Centeno y Felipe González, coincidieron en que debe mantenerse en secreto la identidad de quienes participan en el combate al crimen organizado y de quienes fallecen en operativos contra narcotraficantes, para evitar represalias contra sus familias.