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El personaje, entre la santidad y la sensualidad, explicó el autor

Mauricio Panqueva esclarece el mito de La China Poblana
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de diciembre de 2009, p. a11

Ni santa ni bruja. La leyenda de La China Poblana cobra vida de nuevo en la novela Tribulaciones de chinos en Indias, del escritor colombiano Jaime Mauricio Panqueva, quien este año obtuvo el Premio Juan Rulfo para primera novela, el cual se entregó el pasado 9 de diciembre.

Panqueva, de 36 años y cuya profesión es la de corredor de bolsa, retomó la historia de Catarina de San Juan. En este manuscrito, que espera dictamen en algunas editoriales para lograr su publicación, cuenta la historia –basada en hechos reales– de un samurai que llega a Acapulco con una embajada japonesa y conoce a Catarina.

Ese antiguo guerrero japonés “cuenta las aventuras y desventuras de esta serie de exploradores, comerciantes y samurais. Cuando desembarca conoce a quien da origen a la leyenda de La China Poblana: Catarina de San Juan, quien, como muchos dicen, no era china ni era poblana, y a quien se trató de convertir en santa. Hubo todo un movimiento, su confesor escribió una hagiografía con centenares de páginas de alabanzas”, explica Panqueva en entrevista.

Catarina fue una mística, una persona muy creyente, con fama de curandera. Decía que tenía un cuerno de unicornio con el que podía curar; era una cosa muy especial. Hizo varios exorcismos famosos en Puebla. Conoció muy joven al samurai, quien llegó en la expedición. Es una historia de amor y dolor.

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El manuscrito del libro de Jaime Mauricio Panqueva aún está en espera de editorialFoto Cristina Rodríguez

A estas dos vertientes de la historia se suma una más, la del fiscal de la Inquisición, “que llegó para verificar la hagiografía, a enfrentarse con el obispo. Cuando esa biografía llegó a España fue prohibida por blasfema; en México no la podían prohibir porque la firmó Manuel Fernández de Santa Cruz, el famoso Sor Filotea. Los primeros folios son como 40 páginas de recomendaciones de todas las autoridades en Puebla y México. La Inquisición vio muy difícil la prohibición del culto, hasta que finalmente decidieron declararla apóstata”.

En la novela, Catarina “es un personaje dual, un juego entre la santidad y la sensualidad de la mujer. Nadie sabe cuándo se convierte en La China Poblana, por eso me llamó mucho la atención presentar un personaje dual, porque algunas representaciones son de una muchacha muy guapa, con escote bastante provocador, vestida de muchos colores, y otros la muestran como santa, con la imagen de monja.

“La palabra ‘china’ en el México de esa época tenía dos acepciones: todo lo que venía de oriente era chino, y también designaba a las muchachas que hacían las labores de la casa.”

El lector decidirá si Catarina, La China Poblana, fue esclava, curandera, bruja o santa.