Copenhague, 16 de diciembre. Ante la posibilidad de no lograr acuerdos en la cumbre de Copenhague, México aseguró desde ahora que se prepara para ser la sede de la próxima cita en 2010 con la mira de concretar ahí compromisos claros y estrategias eficaces de lucha contra el cambio climático.

A su arribo a esta ciudad danesa para intervenir en los trabajos de la cumbre, el presidente Felipe Calderón dejó ver el panorama complicado que enfrentan 197 países para acordar compromisos, al reiterar que México está dispuesto a reducir 30 por ciento las emisiones de bióxido de carbono para 2020 siempre y cuando surja un mecanismo de financiamiento y apoyo tecnológico internacional.

En medio de las protestas del llamado G-77, que agrupa a las naciones más pobres y reclama mayores compromisos de potencias como Estados Unidos y China en la mitigación del cambio climático, el presidente mexicano planteó una postura conciliadora en el sentido de que no debe ser un debate o una confrontación entre países desarrollados y en desarrollo, sino un desafío entre el hombre y la naturaleza.

También rebajó sus expectativas en cuanto a la aprobación completa del Fondo Verde, la propuesta mexicana para financiar la lucha contra el cambio climático, al señalar que existen posibilidades de que en esta reunión pueda adoptarse un principio de este mecanismo de financiamiento, pero seguramente se trabajará el detalle de su funcionamiento en los próximos meses y en México.

Financiamiento

Dicho fondo es la base de una propuesta común que México presentó con Gran Bretaña, Australia y Noruega, explicó Calderón, para luego resaltar que incluso ha mantenido contacto por medio de Internet y de teleconferencias con los gobernantes de esos países.

A diferencia de lo que defienden otros países en desarrollo, México pugna por la instauración del Fondo Verde, un mecanismo financiero constituido con aportaciones de países desarrollados y en desarrollo según sus emisiones de gases de efecto invernadero y el producto interno bruto por habitante para reducir las emisiones de contaminantes. Se crearía con 10 mil millones de dólares aunque se requiere 10 veces más, según el subsecretario de Planeación de Semarnat, Fernando Tudela.

Calderón llegó a esta ciudad poco después de las 18 horas (tiempo local) acompañado de una delegación de expertos en el tema, entre los que destacan el premio Nobel de Química Mario Molina; el director del Instituto Nacional de Ecología, Adrián Fernández, y el subsecretario de Planeación de Semarnat, Tudela.

Este último es el principal negociador mexicano de la delegación. Su equipo diseñó el Fondo Verde y desde que comenzaron las negociaciones del segundo periodo de compromisos del Protocolo de Kyoto –el primer periodo vence en 2012– se tomó como propuesta del gobierno federal.

A esa hora había poco movimiento en el Bella Center, sede de los trabajos, donde horas antes la policía sofocó por la fuerza las protestas de grupos de activistas y detuvo a cientos de ellos. Sólo había algunos manifestantes larouchistas que entregaban folletos que demandaban la aprobación de medidas más contundentes para salvar el planeta.

En un mensaje, en el que no se permitieron preguntas, Calderón planteó que lo importante en Copenhague es poder establecer un acuerdo ambicioso que establezca metas cuantificables de mitigación en el corto, mediano y largo plazos, además de un acuerdo sobre financiamiento global, que incluya mecanismos innovadores. 

Fue cuando planteó que de no concretarse un acuerdo vinculante en esta reunión de Copenhague se deberá realizar la Conferencia de las Partes número 16; y en ese sentido, cobrará especial relevancia la reunión de la cual será anfitrión nuestro país.”

Sobre la cumbre, dijo que hay pruebas irrefutables del calentamiento de la Tierra y por eso el consenso es que no puede haber aumento de la temperatura mayor a dos grados centígrados en este siglo. Explicó que si no se llega a esta meta habría consecuencias de altísimo costo para la humanidad.

Mañana iniciará formalmente sus actividades en la cumbre asistiendo a un desayuno que ofrece Lars Lokke Rasmussen, primer ministro de Dinamarca.