Afuera de una iglesia del municipio de Cuencamé, Durango, fueron encontradas las cabezas de cinco policías de la Agencia Estatal de Investigaciones y un agente del Ministerio Público (MP), quienes fueron levantados en la localidad de Ocampo, a 250 kilómetros de distancia, el pasado martes.

La jornada de violencia generada por el crimen organizado incluyó el ataque de un comando a comensales de un restaurante en Baja California, con saldo de cuatro muertos y siete heridos, así como otros 33 homicidios.

La mañana de este jueves, afuera de la parroquia de San Antonio de Padua, en el municipio de Cuencamé, ubicado en la región semidesértica de Durango, personal de la Procuraduría de Justicia estatal descubrieron en seis bolsas de plástico igual número de cabezas humanas.

Los uniformados confirmaron que los restos pertenecen a sus compañeros levantados en Ocampo. Junto con los uniformados y el agente del MP fue plagiada una mujer –encargada de cocinar diariamente para los seis funcionarios–, cuyo paradero hasta ahora se desconoce. No fueron proporcionados los nombres de las víctimas.

En los primeros minutos de este miércoles, un grupo armado irrumpió en un restaurante de Tijuana, Baja California, y disparó contra los comensales. Mató a cuatro y dejó heridos a siete.

En las horas subsecuentes se contabilizaron nueve ejecuciones más en puntos distintos de esa ciudad fronteriza.

La Policía Estatal Investigadora de Sonora informó que los cadáveres de dos sujetos ejecutados presuntamente en Sinaloa fueron arrojados desde una avioneta y cayeron en el ejido de Venustiano Carranza, perteneciente al municipio sonorense de Huatabampo.

Las víctimas fueron identificados como los hermanos Adolfo y Jesús Alberto Félix Ramírez, originarios de Culiacán. En tanto, en el municipio fronterizo de Nogales, sicarios mataron a dos hombres, uno de nombre Francisco Valvastro Urtusuastegui.

La jornada violenta cerró con otros 20 asesinatos: 13 en Chihuahua, tres en Sinaloa –incluido el policía estatal Miguel Ángel Zazueta–, dos en Michoacán –entre ellos el policía municipal de Yurécuaro Juan Manuel Hernández– y dos en Guerrero, donde las víctimas fueron descuartizadas y sus restos abandonados junto a una escuela primaria de Chilpancingo.

Antonio Heras, Rubén Villalpando, Javier Valdez, Sergio Ocampo,Ernesto Martínez, UlisesGutiérrez y la corresponsalía en Durango