Sesenta y cinco imágenes eróticas de la fotografía anónima mexicana de 1920 a 1930 forman parte de una curiosa colección que dio pie a un exclusivo tiraje de Ediciones Fósil (tintas de calidad de archivo a base de pigmentos de carbón sobre fino papel de algodón), en un libro que sólo los obsesivos del tema podrán adquirir, pero cuyo contenido se puede contemplar en la galería privada Ava Vargas Photografhic Works (con previa cita al teléfono 5211 4426). Se recomienda llevar una lupa, pues las imágenes son miniaturas, pertenecientes a uno o varios autores desconocidos, cuyas copias originales están expuestas. Estas pequeñas ventanas de inicios del siglo XX permiten llevar a cabo la afición del voyerismo en su mayor escala, pues al observar con la lupa –en lugar del telescopio o la cerradura de la puerta– surgen todas las dudas al calor del amor carnal que destilan los protagonistas y que empañan el vidrio de la lupa del fisgón que, como el pintor Gustave Courbet en El origen del mundo, trata de enfocar y reconocer.