Realizan Jornadas de Arqueología sobre ese arte precolombino
Mediante el análisis de restos de pigmentos se infirió que usaban rojo, ocre, azul, blanco y negro
Martes 15 de diciembre de 2009, p. 8
Un grupo de especialistas determinó que fueron cinco colores los que utilizaban los mexicas para decorar esculturas, como el Calendario azteca, el Chacmol o las diosas Coyolxauhqui y Tlaltecuhtli.
Mediante el análisis de restos de pigmentos adheridos a esas piezas se constató que la gama cromática se compone de rojo, ocre, azul, blanco y negro, además de que se usaban rocas volcánicas, como basalto, andesita y tezontle, las cuales tienen tonos negruzcos, grisáceos, violáceos y rosáceos.
Un equipo interdisciplinario, coordinado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), reunió a expertos italianos y estadunidenses que estudiaron los restos de pintura detectados en los poros de las piedras y determinaron la naturaleza de los pigmentos, los aglutinantes, las técnicas pictóricas y el simbolismo de la policromia mexica.
Análisis con tecnología de punta
Con ello se confirma, dijo Leonardo López Luján durante las Jornadas de Arqueología, que el arte escultórico mexica era polícromo de manera semejante a las esculturas griegas y romanas.
El arqueólogo, quien encabeza las investigaciones y excavaciones en la zona Templo Mayor de Tenochtitlán, explicó que de 2008 a 2009 se han realizado estudios más profundos de la pintura que cubre los relieves del monolito de la diosa Tlaltecuhtli, descubierta el 2 de octubre de 2006 en el predio las Ajaracas, al pie del centro ceremonial mexica. Debajo de ella, según las hipótesis iniciales de Eduardo Matos Moctezuma y López Luján, se hallan los restos de algún emperador o tlatoani mexica.
“Al poco tiempo de que Tlaltecuhtli fuera exhumada por los integrantes del Programa de Arqueología Urbana, tomamos abundantes muestras de la capa pictórica que la recubría, la cual se encontró en magnífico estado de conservación.
“Un equipo interdisciplinario de alto nivel, compuesto por arqueólogos, restauradores, geólogos y químicos emprendió una serie de análisis especializados con tecnología de punta, tanto en México como en Estados Unidos.
“Así hemos logramos definir las materias primas empleadas por los mexicas para elaborar los pigmentos y los aglutinantes. También pudimos identificar la técnica seguida por los artistas de Tenochtitlán hace más de 500 años.
Estos son precisamente los colores que dominan en las piezas que están expuestas actualmente en los museos. La mayoría de las esculturas han perdido las capas pictóricas que las recubrían originalmente, debido a la acción de su entorno durante los siglos que permanecieron en el subsuelo y, una vez exhumadas, porque sufrieron la acción de la intemperie.
Los principales resultados de estas investigaciones, explicó López Luján, serán detallados en los libros Monte Sagrado-Templo Mayor (en coautoría con Alfredo López Austin) y Escultura monumental mexica (en coautoría con Eduardo Matos Moctezuma).
