Protestan 33 jóvenes de ese grupo por exorbitante costo de vivienda
Miércoles 9 de diciembre de 2009, p. 46
París, 8 de diciembre. Colchones sobre el parqué y ropa colgada de las pesadas vigas de madera que atraviesan la estancia. Las ventanas con rejas de hierro forjado ofrecen una vista magnífica a la parisina Place des Vosges.
En este elegante palacete urbano en el barrio parisino del Marais, se instalaron 33 jóvenes. Se trata de una ocupación muy particular: el grupo Jeudi Noir, al que pertenecen sobre todo estudiantes y profesionales recién graduados muy bien calificados, denuncia los exorbitantes precios de los alquileres y la falta de vivienda social en París. La casa del siglo XVII pertenece a una vieja dama y hace más de cuatro décadas se encuentra deshabitada.
Esta casa es el símbolo de la política de vivienda a la que nos enfrentamos
, explica Christophe Driesbach. En París hay mucho espacio en viviendas que permanecen vacías durante años. Según la ley francesa el Estado podría transformarlo en vivienda social
, dice el estudiante de 26 años.
A menudo los dueños exigen a sus inquilinos o garantes que su sueldo sea cuatro veces el monto del alquiler. Para muchos, sin embargo, eso no es posible. El alquiler en París es en promedio de 44 dólares por metro cuadrado.
Laetita, de 28 años, estudia gestión de personal y recibe 320 euros mensuales del Estado. Con eso uno puede tal vez alimentarse, pero no vivir
, explica.
Lila, de 27 años, debió dejar de estudiar economía para ganar dinero para su alquiler. No todos tienen padres que pueden brindar ayuda financiera
, dice.
Béatrice Cottin, propietaria de la casa de 87 años inició una causa judicial contra Jeudi Noir. El juicio tiene fecha de inicio para el 30 de diciembre. Según el derecho francés, ningún inquilino puede ser desalojado entre noviembre y marzo, aunque no pague alquiler.
Cottin había comprado la casa natal de la escritora Madame de Sévigné en 1963, pero nunca vivió en ella. Varias veces empezó trabajos de remodelación, que nunca llegaron a finalizarse. Cottin es dueña de otra casa en París, aunque personalmente vive hace algún tiempo en una residencia para ancianos.