San Cristóbal de las Casas, Chis., 23 de noviembre. Representantes de Tunapaz, poblado anexo al ejido San Jerónimo Bachajón, municipio de Chilón, cuyos habitantes se han adherido a la otra campaña, denunciaron el despojo de un predio por parte de Jerónimo Méndez Jiménez, ex miembro del grupo paramilitar los Chinchulines, que asoló esa región tzeltal una década atrás.

A pesar de que algunos líderes fueron encarcelados por crímenes y fraudes, ese grupo ha contado y cuenta con el apoyo de las autoridades locales, municipales, estatales y federales, por ello no temen a cualquier persona u organización, sostuvieron Cristóbal y Nicolás Pérez Cruz, en nombre de los ejidatarios de Tunapaz.

Este despojo no es nuevo, data de enero de 1996. La novedad son las amenazas de esta persona y su grupo, de la ranchería Kantelá, una de las cunas de los Chinchulines. En aquel entonces, al no querer integrarnos a ese grupo, invadieron nuestras parcelas en unas 20 hectáreas, quemaron casas y cultivos y asesinaron a un profesor de la comunidad. Al paso de los años, y tras demandas legales y fatigosos trámites agrarios, los ejidatarios de Tunapaz recuperaron parte de las parcelas enajenadas, con el respaldo del municipio autónomo zapatista Olga Isabel, hoy incorporado al municipio Comandanta Ramona.

El mencionado Méndez Jiménez, agregan los ejidatarios, se niega a entregar nuestra parcela; hemos buscado una solución pacífica y él no tiene voluntad, y además está organizando a sus familiares para realizar construcciones, a sabiendas de que están posesionados irregularmente.

Abundan indicios de que la impunidad de los grupos paramilitares que actuaron durante la década pasada en la zona Norte y los Altos se extiende al presente de muchas maneras, y aunque las siglas hayan cambiado y su agresividad disminuyera, aún existen y participan en los esquemas de contrainsurgencia social que no han dejado de operar contra las bases zapatistas y las organizaciones independientes afines, hoy parte de la otra campaña.

La Organización para la Defensa de los Pueblos Indígenas y Campesinos (Opddic) heredó a miembros de los Chinchulines en Chilón, así como de Paz y Justicia en Sabanilla, Tumbalá y Tila. La segunda organización ha pervivido, bajo ese nombre o escindida en otras siglas, siempre oficialistas. Con ello perpetúan la invasión de predios pertenecientes a zapatistas. Lo mismo ocurre en Chenalhó, ahora con el ingrediente de la liberación de una treintena de los paramilitares que realizaron la masacre de Acteal.

Este domingo 22, la senadora priísta María Elena Orantes López sostuvo una audiencia pública con Paz y Justicia y otras organizaciones oficialistas en el parque central de Sabanilla, a quienes reiteró su apoyo. Estuvieron presentes habitantes de Boca Chulum, Shushupa, Calvario, Los Moyos, Paraíso, Naranjos, Cerro de Nava, Majastic y Atoyac Naylum. Muchos de ellos, al igual que en los Altos y Chilón, siguen ocupando tierras que pertenecen a los zapatistas y simpatizantes, desplazados en 1996 y 1997.