Domingo 15 de noviembre de 2009, p. a20
Los recuerdos de los hijos están, invariablemente, atados a los de los padres. Pero quizá son pocos quienes se animan a hurgar en ese trenzado de historias propias y ajenas, llenas de vida y experiencia, a veces de dolor y caminos inconclusos.
El autor se arriesga a contar su historia de familia e involucra al lector aquí en un viaje en compañía de dos generaciones: los padres ancianos que en un ejercicio de reflexión final comparten su memoria con el narrador de la historia, su hijo, quien construye la propia a partir del lento adiós de los viejos.
Se trata de un relato emotivo e intenso que tiene el mérito de reconstruir también la historia de la ciudad de México, a veces azotada por los vientos de la política, en particular del convulso año de 2006
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Desde las primeras páginas la reflexión en torno a las ausencias que se acumulan en la vida se hace presente: me convencí de que nunca estamos solos, nos acompañan los muertos y no pocas veces nos atormentan desde sus tumbas (...) es un error pensar que sólo hablamos con las personas que están frente a nosotros, nos dirigimos a los desaparecidos, a hombres y mujeres que pasaron por este mundo. Aún tenemos preguntas que hacerles, reproches que echarles en la cara, frases de amor que no nos atrevimos a pronunciar.
El escritor da una muestra más de su naturalidad literaria en estos temas, la que se ha alimentado de afición por la prosa y el periodismo del siglo XIX, así como por sus análisis de los climas porfirianos.
El mayor castigo de la vejez, concluye, es el hecho de que antes de morir los viejos recuperen su pasado, estén dentro de él, saliendo del presente para repetir su historia a través de un teatro de sombras mortuorias
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Título: Nos acompañan los muertos
Autor: Rafael Pérez Gay
Editorial: Planeta
Número de páginas: 200
Precio de lista: 198 pesos