Sacha Baron y el director Larry Charles idearon que la cinta fuera más osada que Borat
Esta vez, los encontronazos con la autoridad resultaron más graves; incluso el FBI se involucró en la realización
Narra el viaje que un fashionista gay hace por el mundo en busca de fama
Viernes 6 de noviembre de 2009, p. 9
Después de una promoción inusitada de seis meses alrededor del mundo, la cual incluyó las vitrinas de Amsterdam, así como intervenciones en las pasarelas europeas de la moda, hoy se estrena en México la nueva comedia extrema Brüno, protagonizada por Sacha Baron Cohen y Gustaf Hammersten y dirigida por Larry Charles, quienes, tras la atención mundial suscitada por Borat, comenzaron el viaje del fashionista más popular de Austria a partir de una sencilla pregunta que se formularon: ¿Seremos capaces de alcanzar esa cima una vez más?
Ahora, el creador, estrella y productor de Borat y The Da Ali G Show ha ideado la comedia más loca, osada y peligrosa jamás vista en las salas de cine comercial. Baron Cohen nos presenta al siguiente personaje de su galardonada serie: Brüno, fashionista gay que además es el anfitrión del programa nocturno de modas más popular de los países de habla germana, salvo Alemania, quien tiene como misión convertirse en la celebridad austriaca más popular desde Hitler con una simple estrategia: atravesar el planeta a fin de encontrar la fama y el amor.
Para tal efecto, mientras la mayoría de las películas deben apegarse a un itinerario consuetudinario sumamente estricto, el equipo responsable de Brüno no pudo darse ese lujo.
Con rapidez de metralleta
Cada tarde, durante la planeación del día siguiente, el equipo tenía que definir aquello que filmaría tan pronto amaneciera. Fijaban su ruta y su curso, hallaban la locación para la escena y capturaban sus imágenes con la rapidez de una metralleta. Luego, la cosa se reducía a buscar la próxima locación sin pasarse del límite ni quebrantar la ley.
Considerando que resultaba crucial sobrepasar la comedia extrema que habían creado con Borat, el equipo pisó el acelerador a fondo durante el rodaje de la nueva producción y, por ello, sus encontronazos con la policía resultaron mucho más graves que la vez anterior. Y eso no fue todo. El equipo comenzó a recibir llamadas de la Oficina Federal de Investigación (FBI), que se dio a la tarea de informarles acerca de ciertas amenazas de muerte, peleas potenciales, turbas encendidas y pistolas cargadas. Así ocurrió desde el principio y hasta la conclusión de la cinta.
La experiencia de Borat enseñó que cada miembro del elenco y del equipo de producción debía comprometerse totalmente (y desempeñar su trabajo con extrema discreción), a fin de que el método de guerrilla
pudiera funcionar.
Desde el momento en que Baron Cohen fue llevado a rastras por la policía de Milán tras filmar su espectacular aparición en un acto de la diseñadora Agatha Ruiz De La Prada, hasta su eventual interrogatorio y cateo, en el set no hubo oportunidad de respirar con tranquilidad o indolencia.
En cuanto las situaciones iniciales (por ejemplo, Brüno será expulsado de un gran acto de modas, intentará flirtear con cierto número de sujetos asqueados e impresionados, entrevistará a algunas celebridades y les preguntará acerca de su trabajo humanitario
) fueron acordadas por Baron Cohen y su equipo de escritores, se emprendió una investigación exhaustiva a fin de hallar los mejores sitios y las personas más interesantes.
Material fílmico sin parangón
A lo largo de 19 semanas no consecutivas, que abarcaron un año entero, esta máquina bien aceitada y completamente desorganizada
capturó toda suerte de imágenes con sus cámaras. Manteniéndose poco numerosos y furtivos, y con apoyo de un grupo de confidentes, el equipo se hizo de un cúmulo de imágenes sin parangón en la historia del cine.
El elenco y el equipo atravesaron Estados Unidos, Europa y Medio Oriente en cinco vehículos (tres camionetas, una minivan para realizar escapatorias y una Camper RV, que asimismo era camerino y sala de planeación). Visitaron Los Ángeles, Nueva York, Washington, Kansas, Texas, Alabama y Arkansas; Londres, Berlín, París y Milán, en Europa, y Jordania e Israel, en Medio Oriente. El itinerario resultó extenuante, por decir lo menos.