Las modificaciones fiscales aprobadas por el Congreso esta semana no tienen carácter recesivo, aseguró Agustín Carstens, secretario de Hacienda, quien aseguró que la propuesta de política económica del gobierno no fue resultado de un capricho o de un pensamiento ideológico, sino de una realidad, que fue la disminución de los ingresos públicos.

Rechazó que la Secretaría de Hacienda hubiera entregado al titular del Ejecutivo información falsa sobre la elusión fiscal, como acusaron empresarios esta semana. Insistió en que algunos dueños de grandes empresas recurren a ejércitos de abogados para pagar impuestos por abajo de la rentabilidad de sus empresas.

Al participar en el Foro Económico Bloomberg “México 2010: superando la crisis crediticia, el secretario de Hacienda afirmó que la reforma fiscal aprobada por el Congreso de México elevará la recaudación tributaria no petrolera del país en poco más de uno por ciento del producto interno bruto (PIB) debido a que los cambios fiscales representan ingresos por más de 136 mil millones de pesos.

El problema económico más serio que enfrenta México, dijo, es el de sus ingresos, y muy en particular la dependencia que ha tenido el país de los ingresos petroleros. En el pasado la reducción de la plataforma petrolera se pudo compensar o manejar con los elevados precios del crudo; sin embargo, advirtió que de 2005 a 2010 la baja en la plataforma de producción será de 800 mil barriles diarios, lo que significa una caída en ingresos de 300 mil millones de pesos.

Paso anticipado

Pese a los importante montos de inversión que se han destinado a Petróleos Mexicanos (Pemex) y los que se seguirán destinando, nos tomará entre cinco u ocho años cuando menos para volver a una plataforma de petróleo como la que estamos acostumbrados.

Recordó que muchas voces decían que México, como muchos países, debería enfrentar esta reducción de ingresos por medio de la contratación de mayor deuda, pero eso hubiera sido irresponsable, porque los mercados nos hubieran castigado de manera muy profunda.

Agustín Carstens señaló que le hubiera gustado postergar la reforma fiscal pero se nos juntaron las dos crisis una coyuntural y otra estructural. Por eso, insistió, por primera vez en muchos años se presentó un presupuesto con déficit y un paquete de reformas para atacar los problemas estructurales en lo que ya se avanza en el Legislativo.

Indicó que México es el único país que se está anticipando en lo fiscal y es cuestión de meses para que otros países empiecen a tomar medidas fiscales. España, Holanda y Suecia ya empezaron a tomar medidas correctivas.

Para cubrir la brecha de los ingresos públicos por casi cuatro puntos porcentuales del PIB, equivalentes a 374 mil millones de pesos, se utilizaron las tres vías: aumentar ingresos, bajar gasto y elevar deuda en la medida de lo posible. Cerca de la mitad de esta presión se está atendiendo con la contratación de más deuda, ingresos no recurrentes o venta de activos, y reducción del gasto.

En materia de consolidación fiscal para las empresas, aseveró que en ningún momento la Secretaría de Hacienda proporcionó información equivocada, y dijo que las empresas que hoy tributan bajo ese régimen pagan 1.7 por ciento sobre sus ingresos totales.

Hacen unas estrategias sumamente agresivas; son acciones de elusión y estas acciones van más allá del espíritu de la legislación y por lo tanto se tienen que modificar, y por ello el Congreso lo aprobó y no se busca engañar ni evadir nuestra responsabilidad.

Sobre las posibles cascadas de amparos con las que ha amagado el sector privado, el funcionario afirmó: No tenemos ninguna preocupación al respecto; entonces nos parece que es lógico y válido que si las empresas lo desean, que sea la Suprema Corte de Justicia la que dicte el fallo sobre esta materia.