Maliki culpa a Al Qaeda y a partidarios de Hussein; los ataques, cerca de la Zona Verde
Cuál mejoría de la seguridad
; los ministros están en sus oficinas sin hacer nada, exclama testigo
Lunes 26 de octubre de 2009, p. 24
Bagdad, 25 de octubre. Devastadores bombazos causaron una carnicería en el corazón de Bagdad este domingo. Murieron al menos 132 personas y 520 resultaron heridas; ha sido el ataque más letal de los dos últimos años en el país.
Los atacantes suicidas actuaron en la hora de mayor ajetreo de la mañana. El primer auto bomba se dirigió contra el Ministerio de Justicia y el segundo, minutos después, hizo blanco en un edificio cercano del consejo de provincias. Algunos de los muertos y lesionados fueron mujeres y niños, que habían ido al consejo en busca de compensación por pérdidas sufridas en bombazos y tiroteos anteriores.
Los estallidos destruyeron edificios e incendiaron docenas de vehículos atrapados en el tránsito; conductores y pasajeros murieron achicharrados en el interior. El humo ascendió desde la zona cercana al río Tigris mientras cuerpos destrozados tapizaban las calles.
En tanto, los servicios de emergencia advertían que la cantidad de muertos de seguro se elevaría, el primer ministro Nuri Maliki, que ha cifrado su futuro político en alcanzar seguridad para el país, culpó de los bombazos a Al Qaeda y a partidarios del ex presidente Saddam Hussein. Son las mismas manos negras cubiertas con la sangre del pueblo iraquí
, expresó en un comunicado.
Las autoridades iraquíes vincularon los ataques dominicales con los bombazos del 19 de agosto, que hicieron blanco en los ministerios del Exterior y de Finanzas, y dieron muerte a un centenar de personas. En esa ocasión se detuvo a oficiales del ejército y la policía y se les acusó de negligencia por dejar entrar a los portadores de las bombas.
Funcionarios del gobierno de Maliki también sostuvieron que el ataque de agosto tuvo conexión con Siria, acusación que Damasco negó con vehemencia. Pero han continuado las afirmaciones de que manos extranjeras
intentan desestabilizar a Irak conforme se acercan las elecciones programadas para enero, segundas de alcance nacional desde la invasión por tropas estadunidenses, en 2003.
“Estos cobardes ataques terroristas no deben afectar la determinación del pueblo iraquí de continuar su lucha contra los restos del régimen derrocado y Al Qaeda, quienes cometieron un crimen brutal contra civiles –añadió el comunicado de Maliki, emitido luego de su visita a la zona de las explosiones–. Quieren sembrar el caos en la nación, obstruir el proceso político y evitar la elección parlamentaria.“
Los ataques fueron un duro recordatorio al presidente estadunidense Barack Obama de que el caso de Irak permanece sin resolver y de que su gobierno no puede darse el lujo de enfocar su atención en Afganistán.
Comandantes estadunidenses en Bagdad han advertido que la retirada de tropas en gran escala podría acabar con la relativa seguridad lograda por la intensificación de acciones del general David Petraeus. El presidente iraquí, Jalal Talabani, manifestó: Los perpetradores de este acto traicionero y despreciable intentan bloquear el proceso político, detenerlo y destruir lo que hemos logrado en los seis años pasados
.
Luego de hablar por teléfono con los gobernantes iraquíes, Obama emitió un comunicado en el que sostiene que Estados Unidos “se mantendrá al lado de los iraquíes. Estos ataques… sólo revelan la agenda de odio y destrucción de quienes quieren negar al pueblo iraquí el futuro que merece”.
El ataque de este domingo ocurrió a unos cientos de metros de la fuertemente fortificada Zona Verde, que alberga embajadas extranjeras y ministerios iraquíes. La calle se había reabierto al tráfico de vehículos en fecha reciente, en un supuesto signo de confianza de que la seguridad volvía a Bagdad.
La escena fuera del consejo de provincias quitaba el aliento: arroyos de gasolina y agua de los motores quemados atravesaban charcos de sangre en la calle. Cuerpos mojados eran cubiertos con sábanas y colocados en bolsas grises para llevarlos a los frigoríficos.
Un testigo, Mohammed Fadhil, de 19 años, relató: Los cuerpos volaban por los aires. Vi mujeres y niños partidos por la mitad. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué pecado cometieron estas personas? Eran inocentes
. Riyadh Jumaa, de 32 años, estaba con su hijo de tres años cuando fueron arrojados al suelo por la segunda explosión. “¿Cuál mejoría de la seguridad? –exclamó la señora–. Ninguna. Los ministros se sientan en sus oficinas sin hacer nada mientras pasan estas cosas.”
Se cree que perecieron unos 25 funcionarios del consejo. Yasmin Afdhal, de 24 años, narró: Los muros de nuestra oficina se vinieron abajo y todos corrimos
. Alí Hassan, oficinista, añadió: Algunas familias habían venido a pedir compensación por actos terroristas. Ahora volvieron a ser víctimas
.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya