Sábado 17 de octubre de 2009, p. 4
Guanajuato,Gto., 16 de octubre. Informalidad en el vestuario y rigor en el movimiento; artes visuales, música, proyecciones en tiempo real: juego de virtualidades y danza se combinan en el trabajo coreográfico de la creadora quebequense Daniele Desnoyers, titulado Là où je vis (Allá donde vivo).
Este viernes tuvo su segunda función en el Teatro Cervantes a las 18 horas; la primera fue el jueves y este sábado será la última a cargo de la compañía Le Carrè des Lombes en el Festival Internacional Cervantino.
Tres varones, dos bailarinas y una artista visual son los intérpretes de esta coreografía en la que mezcla música contemporánea y clásica, ruidos, murmullos y un texto intimista hablado por uno de los personajes quien reflexiona sobre ser una persona responsable y dejar de ser una especie de depredador.
No hay una historia propiamente dicha, son presencias, emociones lo que el grupo de bailarines refleja. Su expresión dancística, corporal, acerca al espectador a su mundo interior.
Cual reflejo simbólico u onírico de la vida cotidiana, estas presencias, cuerpos y movimientos reflejan entre otras cuestiones, la urgencia de cariño, la dependencia emocional y la incapacidad de comunicarse y al mismo tiempo transmiten la dificultad de expresar su necesidad de afecto.
En entrevista con La Jornada, Desnoyers detalló que es a través de cada una de esas emociones que se puede descubrir la historia de cada uno de los personajes. Historias íntimas de los bailarines
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