En el país se desperdician cada año 10 millones de toneladas de comida, mientras la población en pobreza alimentaria aumentó 6 millones en el trienio reciente, afirmó Luciano Aimar, presidente de la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos (AMBA), la cual recibirá los beneficios de la campaña mundial Unidos contra el Hambre, que se inicia hoy y concluye el día 26.

A la fecha, 1.2 millones de personas reciben la ayuda de la AMBA. La meta es atender a 3 millones en 2013, cuando concluya su gestión la actual mesa directiva del organismo.

Faltan muchos mexicanos a los que se debe ayudar con alimentos; los índices de hambre son dramáticos en Guerrero, Chiapas, Oaxaca y las sierras de Puebla, Durango y Jalisco, aunque también en las zonas urbanas y conurbadas hay cientos de familias que padecen hambre.

Aseguró que la ayuda no es paternalismo, sino un acto de solidaridad y de enseñar a las familias cómo mejorar su nutrición y tener huertos para autoconsumo. No vamos al ritmo deseado, pero con las despensas que reciben las familias pueden cubrir hasta 40 por ciento de su dieta.

La entrega de esas despensas se puede dar por el respaldo que recibe la AMBA de los gobiernos federal y estatales, así como de empresas. Once bancos de la red tienen un programa piloto con la Secretaría de Desarrollo Social para promover la capacidad autogestiva de las comunidades y con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación está el fondo social de rescate alimentario, con el cual se rescatan frutas, hortalizas, verduras y granos.

Los datos sobre producción en el país indican que los 20 millones de mexicanos en pobreza alimentaria no tienen acceso a los alimentos por falta de oportunidades. Los bancos sí funcionan, ya que un estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que será presentado en el encuentro que sostendrán organismos de nutrición en Chile, indica que siete de cada 10 de los mexicanos que reciben ayuda de la AMBA mejoraron sustancialmente su situación entre 2006 y 2008.

Aurelio Valtierra, director legal de Yum Brands México, propietaria de las marcas Kentucky Fried Chicken, Pizza Hut y Taco Bell, comentó que en la campaña del año pasado se recaudaron 1.9 millones de pesos, con los que se compraron 73 mil 319 kilos de alimentos, lo cual benefició a 123 mil personas en extrema pobreza, y este año se tiene la expectativa de elevar 10 por ciento el monto.

Asentó que 80 por ciento de lo recaudado se destina a la compra de comida para ayudar a las familias mexicanas en extrema pobreza, y el restante 20 por ciento se entrega al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.

Para este año, el compromiso de Yum Brands es recaudar 50 millones de dólares y continuar fomentando conciencia entre la población mundial del grave problema del hambre.