or unanimidad, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) eligió como nuevo titular de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) a Luis González Plascencia, quien durante la gestión de Emilio Álvarez Icaza se desempeñó como tercer visitador de esa misma institución.
Con este nombramiento, y la posterior toma de protesta del nuevo ombudsman local, el órgano legislativo de la capital concluyó con un proceso transparente y ejemplar y eligió, de un total de 24 aspirantes, a una persona de amplia trayectoria en el ámbito de la defensa de las garantías individuales, quien además tuvo ya la oportunidad de demostrar autonomía respecto del poder político cuando, a mediados del año pasado, elaboró, en su calidad de visitador, un contundente informe sobre los trágicos acontecimientos de la discoteca News Divine, el cual derivó en la remoción de los entonces titulares de la Procuraduría General de Justicia y la Secretaría Seguridad Pública capitalinas.
También es motivo de reconocimiento que la designación del titular de la CDHDF haya logrado el acuerdo de las distintas fuerzas políticas en la ALDF y que con ello esa instancia se haya alejado del jaloneo tradicional que suele acompañar a los procesos de elección para este tipo de puestos.
Un dato de contexto que no debe ser ignorado: en años recientes el Distrito Federal ha alcanzado logros importantes en el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, así como en materia de respeto a la diversidad sexual, la equidad de género y las necesidades de los discapacitados. Esos logros han sido mérito de movimientos sociales pertinaces, de una innegable sensibilidad de las autoridades y del legislativo local, y también de un buen desempeño de la propia CDHDF.
Adicionalmente, a lo largo de la pasada década la ciudad de México ha dado significativos pasos en el ámbito de la justicia social y ha tenido avances en materia de salud, alimentación, vivienda y educación; en este último punto es de particular relevancia que el Distrito Federal es la única entidad en la que en los últimos años se ha fundado una universidad pública (la Universidad Autónoma de la Ciudad de México) y más de una decena de preparatorias .
No obstante estos logros, es claro que en la capital del país persisten inercias nefastas e inaceptables en el ejercicio del poder público, cuya atención deberá constituir el principal desafío del nuevo titular de la CDHDF. En particular, es necesario que el ombudsman entrante concentre sus esfuerzos en señalar y combatir la corrupción y la opacidad que aún campea en las oficinas públicas de los gobiernos local y delegacionales, así como en las instancias de procuración e impartición de justicia de la urbe. Es igualmente impostergable que se emprenda un proceso de transformación de las corporaciones policiacas capitalinas, las cuales mantienen una tendencia –compartida por todas las instituciones de seguridad pública del país– a hacer uso abusivo de la fuerza y a criminalizar las expresiones de inconformidad social, todo ello acicateado por la impunidad de que gozan en muchas ocasiones los responsables de tales atropellos.
Estas dificultades adquieren una complejidad adicional si se toma en cuenta que en la capital convergen muchos fenómenos y expresiones sociales y políticas que tienen origen en el resto del país y cuya solución corresponde, en la mayoría de los casos, al ámbito federal, lo cual supone un reto mayúsculo en materia de gobernabilidad para las autoridades capitalinas.
Los elementos de juicio mencionados, en conjunto, hacen que la selección del ombudsman local sea un tema particularmente delicado y adquiera relevancia a escala nacional. Cabe esperar, en suma, que con la llegada de González Plascencia a la dirección de la CDHDF se avance en la transformación de la capital del país como un espacio de respeto a la dignidad humana y que puedan erradicarse los rescoldos autoritarios y corruptos todavía enquistados en la administración pública de la ciudad de México.