En el tenis mexicano, que vive innegables rezagos, no deben contarse los años en los que se han dejado de hacer cosas, sino ver la realidad actual, que hay un buen nivel juvenil, y dar continuidad, afirmó Marco Osorio al presentar el séptimo Challenger internacional femenil Casablanca.

A pesar de la crisis económica que ha afectado la colaboración de patrocinadores y que las cosas se complican cada día más, es el único torneo que queda de esa clase en la zona metropolitana y se realizará del 5 al 11 de octubre en la sede de Lomas Verdes.

No quitamos el dedo del renglón y seguiremos hasta donde se nos permita, expresó Osorio, director técnico de las competencias de desarrollo con las que se da acceso al país al deporte blanco, desde clínicas infantiles y familiares hasta challengers.

El incremento en la puntuación que desde hace meses ofrece la Asociación Internacional de tenis Femenil (WTA, por sus siglas en inglés) en los torneos de desarrollo ha favorecido la participación de algunas jugadoras en ascenso, como la estadunidense Julia Cohen, quien ganó tres veces el Internacional Casablanca de tenis juvenil (2002, 2006 y 2007); la rusa Alina Jidkova –aunque más figura en el mundo del modelaje–, o la argentina Carla Beltrini, esta última campeona del Abierto Femenil de Los Mochis.

La expectativa mexicana estará centrada en Daniela Muñoz, Alejandra Granillo, Ivette López y Victoria Lozano, que podrían recibir wild cards o jugarse boletos en el torneo de calificación.

La competencia marcará la despedida de la tijuanense Erika Clarke, quien esta semana colgará la raqueta, así que participará como ponente en el cuarto simposio Casablanca México, al que han sido invitados entrenadores, monitores, jugadores y padres de familia de todo el país.

Participarán algunos expertos como Francisco Muñoz Carrillo, técnico mexicano que ha sido preparador físico en diversas giras del español Rafael Nadal, y antes se formó en la escuela Sánchez-Casal, en Barcelona.