Antonio Malacara presentará hoy un nuevo libro, Eugenio Toussaint: las tangentes, el jazz y la academia, en el Swenka Jazz Club, donde estará acompañado por Juan Arturo Brennan, Xavier Quirarte y el músico protagonista de la obra, figura central del jazz en México.

“La idea central sigue siendo documentar la historia del jazz en México –comentó el escritor–. Los músicos mexicanos han estado involucrados en esto del jazz desde un principio, allá en Nueva Orleáns, a finales del siglo XIX, y es lamentable que apenas estemos escribiendo la bitácora. Aunque, bueno, lo importante, es que ya se está haciendo.”

–¿Qué otros títulos existen sobre el jazz en México?

–Hay un libro de Jaime Pericás, Nuestro jazz, de los años 60, que resulta más divertido por su apasionamiento y su barroquismo que por el trabajo de investigación que pudiera tener. Pero es un punto de partida, por supuesto. Ya en los noventa, Xavier Quirarte publicó Ritmos de la eternidad, con entrevistas a jazzistas mexicanos y extranjeros, y Alain Derbez sacó la primera edición de Datos para una historia aún no escrita, que tiempo después fue reditado por el Fondo de Cultura Económica con el título de El jazz en México. Y hay un excelente libro de fotografías de Fernando Aceves, que se llama Tiempo de solos, con pies de foto de Sergio Monsalvo. No son muchos.

–Y los suyos.

–Bueno, sí. Tengo cinco libros sobre el tema: De la libertad en pequeñas dosis, el Catálogo casi razonado del jazz en México, Modelo para a(r)mar, que es la biografía de Juan José Calatayud, la memoria de un coloquio que organizamos en 2007; Viaje al fondo del jazz, con periodistas, escritores, académicos, músicos, productores, y éste acerca de Eugenio Toussaint.

Uno de los músicos más importantes de México

–¿Por qué Eugenio Toussaint?

–Porque es uno de los músicos más importantes en la historia de la música mexicana de todos los tiempos, como compositor e intérprete, y como arreglista, incluso. Y no exagero. En muchos sentidos, el grupo Sacbé marca un antes y un después en el jazz nacional; su trío actual es de lo mejor que tenemos en la escena. Como arreglista de música popular, sigue siendo de los más solicitados.

“Pero además, en esto de la música académica, o clásica o de concierto o como se le quiera llamar –el eufemismo es lo de menos–, es todo un personaje, un compositor consumado y solicitado, que lucha con sus demonios y con sus conceptos, y ya los vence y ya los apapacha, pero su obra está ahí, y es interpretada por las orquestas sinfónicas más importantes, en el país y en el extranjero, o por grupos de cámara o por los grandes solistas. De adolescente era guitarrista de rock y lo hacía excelentemente bien. En fin, nació músico para nuestro bien y el de todos los que vienen detrás.”

–¿A qué viene esto de las tangentes en el título de su libro? ¿Lo pone en el contexto de la evasión, de no enfrentar la realidad?

–No, no, no. La idea no sólo se aplica para irse por ellas o evadirse. Y tampoco es meramente un concepto geométrico o trigonométrico. En principio, la tangente es la que toca, así de sencillo. Viene de tangir, de avisar de algo mediante una campana o cualquier otro instrumento; de decirnos algo. Y Eugenio tiene mucho que decir. Y lo dice bien.

–La presentación estará a cargo de Juan Arturo Brennan y Xavier Quirarte. ¿Usted los invitó?

–Sí. Afortunadamente aceptaron los dos. Son de lo mejor que hay por acá en cuanto a análisis musical y periodismo cultural. También van a estar Alfonso Herrera, que es nuestro joven anfitrión en el Swenka, y el propio Eugenio Toussaint, que va a platicar con la gente y a tocar el piano después de la presentación del libro.

La cita se hoy a las 21 horas en el Swenka Jazz Club, ubicado en Moliére 48, colonia Polanco. Abierto para todo público.