La Fuerza Antisecuestros (FAS) de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) liberó a un menor de edad que el pasado 19 de septiembre fue secuestrado por seis albañiles que el año pasado ha-bían realizado reparaciones en la casa de la víctima.

Alberto Salas Torres, dirigente de la banda, declaró que cometió el secuestro debido a que se quedó sin empleo durante tres meses y vio en la familia del menor, que se dedica al comercio, una fuente fácil para conseguir dinero.

Para lo anterior organizó a su hijo, Alberto Salas Moreno, y a cuatro albañiles más, quienes sustrajeron al menor de su hogar y solicitaron a cambio dos millones de pesos.

Aunque siempre ha vivido de su trabajo, señaló, en un momento de desesperación incurrió a estas prácticas para conseguir dinero.

Según informes de la PGJDF, el 19 de septiembre a las 7:30 horas, aproximadamente, ingresaron cuatro sujetos a la casa del menor, de 12 años. Ahí amagaron a su padre y a su hermano, al tiempo que les preguntaban dónde guardaban el dinero.

Con amenazas, los individuos, quienes iban armados, se llevaron al niño y lo escondieron en una obra negra ubicada en los límites del Distrito Federal y el municipio mexiquense de Santa Catarina Ayotzingo, e iniciaron las negociaciones.

Durante las primeras horas del 20 de septiembre, los agentes de la FAS lograron rescatar al plagiado en una paraje del pueblo de Atlazalpa, en Chalco, estado de México.

El encargado de recoger el dinero del rescate fue Alberto Salas Moreno, quien durante la liberación reaccionó de manera violenta y forcejeó con un elemento de la FAS a quien pretendía desarmar.

Lo interesante de este caso, señaló el subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales, Javier Cerón Martínez, es que los secuestradores solicitaron el dinero del rescate el mismo día del secuestro, situación que no había occurrido en este tipo de delitos.

En su presentación ante los medios, el cabecilla de la banda manifestó que ésta era la primera vez que realizaban un secuestro por la necesidad de dinero, por lo que se avergonzaba y pedía públicamente disculpas a la familia afectada.