Casi imposible
, dotar del líquido a localidades aisladas, apunta el secretario Juan Elvira
Confirma presiones de ex diputados y otros personajes para que apruebe proyectos hídricos
No descarta que transgénicos amenacen la biodiversidad; estados deben manifestarse
al respecto
Martes 8 de septiembre de 2009, p. 40
El titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Juan Elvira Quesada, advierte que cubrir la demanda del servicio de agua potable a la población rural que vive en localidades aisladas requiere establecer conjuntos habitacionales. El modelo de vivienda prehispánico era milpita, casita dentro de los montes. Ya no se puede hablar de eso.
En entrevista con La Jornada en sus oficinas de Camino al Ajusco, señala que aún no está resuelto el conflicto de agua entre las autoridades federales y el Gobierno del Distrito Federal, ya que se postergaron por mucho tiempo las soluciones
.
Asevera que la Semarnat ha recibido presiones de funcionarios de todos los niveles para que se autoricen proyectos, y reconoce que los cultivos comerciales de maíz transgénico pueden ser un riesgo para la biodiversidad.
Mayor comunicación con el GDF
–Hay alrededor de 11 millones de personas sin agua potable. ¿En qué medida el gobierno federal apoya que se reduzca esta situación?
–Cuando hay un ordenamiento territorial, ya sea de la cabecera municipal o del área urbana, se puede proyectar más rápidamente. En una ciudad, dotar de agua a 600 mil habitantes es muy fácil. Si tienes un caserío desperdigado es muy difícil, si no imposible. Ahorita vamos a 92 por ciento (de cobertura de la población), y debemos aumentar.
Estamos a la espera de que el Congreso defina cuál es el camino que vamos a seguir. Si vamos a tener más dinero para agua potable, podremos cubrir esos 11 millones de habitantes, pero preferentemente a través de conjuntos habitacionales definidos y donde no haya tantísima presión por el acuífero.
–Cuando hablamos de comunidades aisladas y marginadas, ¿se trata de población condenada a no tener el servicio?
–Sí, pueden estar distribuidos, pero ser parte del ordenamiento municipal territorial. Un programa de este tipo permite visualizar en qué áreas sí y en cuáles no. Si el modelo de formato de vivienda prehispánico era milpita, casita dentro de los montes, ya no se puede hablar de eso fácilmente. La tarea es doble: mantenerse en 92 por ciento, no obstante que la población sigue creciendo.
–Desde el principio de la administración había un conflicto con el Gobierno del Distrito Federal por el agua. ¿Ya se resolvió?
–No está resuelto. Ni siquiera el arranque. Ayer teníamos sequía, hoy una inundación. Hay mayor comunicación y estamos unificando el lenguaje el gobierno local y el federal, para trabajar en ello. Creemos que el Distrito Federal y parte del estado de México dejaron por muchos años postergado este tipo de soluciones. El gobierno federal lleva mucho tiempo trabajando. Nos falta mucho más. Nos integramos en un mensaje a la población, que es cuidar el agua y trabajar, invertir y mejorar los sistemas de captación.
–Usted comentó hace unos días que es la persona más presionada del país. ¿A qué se refirió?
–A que, lógicamente, a esta mesa, a este escritorio, llegan todos los proyectos que buscan impulsar con cierta presión política. He recibido presiones de muchos funcionarios en todos los niveles, que buscan que una obra se haga porque para ellos es muy importante. Alguien me dijo que antes Semarnat era una ventanilla de paso, y ahora no lo es.
“Tenemos que mantenernos firmes en esta visión, y ha costado trabajo. Te puedo hablar de diputados, que ya no son, que decían: ‘es que este proyecto tiene que pasar porque soy diputado’. ‘Pues no pasa seas lo que seas’. Nos ha costado dificultades y diferencias, pero nos hemos mantenido en la línea.”
–En el caso de los transgénicos, ¿la Semarnat cedió?
–No hemos cedido nada, porque seguimos validando los dictámenes vinculantes con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. Seguimos trabajando en los inventarios y recopilación bibliógráfica del maíz criollo. No hemos echado marcha atrás ni hemos abandonado el proyecto. Seguimos pensando que las entidades federativas que no quieran transgénicos lo pueden decidir.
–Los cultivos experimentales están por autorizarse. ¿Es un riesgo para la biodiversidad?
–Puede significar un riesgo, pero ahora que está entrando la legislatura (diputados y senadores) tienen todos los elementos para dictaminar si se queda a nivel experimental o se pasa a comercial. La ley no es eterna. Para nosotros, hay que cuidar mucho donde tenemos presencia de maíz criollo.
Monsanto y otras compañías pueden buscar uno o 10 productos que puedan ser diferentes al maíz, donde se obtienen buenos resultados y avances. Depende de la legislación. El maíz está abierto, y si México buscara mayor apoyo para preservar esta biodiversidad, en materia de razas y parientes silvestres, haría mucho por el planeta.
–¿Sería más positivo irse por este camino?
–Soy respetuoso de la ley, pero viendo la cantidad de material genético que hay en el país, podría acotarse a muy pequeñas zonas donde pueda darse la oportunidad de desarrollarlo y respetar el resto de los lugares. Reitero: si el resto de los estados no se manifiesta, Semarnat podría irse quedando sola en el camino.