Cambios que disfrazan el fracaso
A la PGR, quien entorpeció investigaciones de feminicidios
icen los pedagogos que si en un salón de clases reprueba el mínimo de alumnos, la culpa es de ellos mismos, pero si son los más los que truenan entonces hay que voltear al maestro para encontrar al principal responsable de tan lamentable situación. Pues bien, alguien debió pasarle el dato al inquilino de Los Pinos, pues ayer anunció cambios mínimos en su gabinete, que resultan ridículos no sólo por la magnitud del problema, sino porque contradice el mensaje de despedida brindado a Eduardo Medina Mora, Alberto Cárdenas Jiménez y Jesús Reyes Heroles GG, supuestos renunciantes
a la PGR, la Sagarpa y Pemex, respectivamente, para quienes el hueso no acaba: el primero se iría a la embajada en Londres, el segundo regresará al Senado y el tercero se mantiene como encuestador oficial del régimen.
Pero algo falla, porque los tres tristes ex funcionarios recibieron de Calderón besos y apapachos, pues destacó, dijo, su eficiencia, entrega, patriotismo
y conexos, sentimiento que, de ser real, obligaría al inquilino de Los Pinos a mantenerlos en los puestos que hasta ayer ocuparon, por mucho que la realidad desmienta tajantemente esos calificativos. ¿Vendrán más movimientos en el equipo de trabajo
de la continuidad
? Tendrá que ser, porque si el de ayer es el motor y alcance de los cambios anunciados en el tercer Informe
, entonces el país permanecerá tieso, amén de que las tres cabezas ayer cortadas ni de lejos alcanzan para pagar o tapar la ineficiencia y los nulos resultados mostrados por el autodenominado jefe del gabinetazo.
Calderón se limitó a exhibir una curación de primeros auxilios, cuando lo que se requiere es una operación a corazón abierto. Además, las piezas de recambio son usadas: para tapar las deficiencias del caballo negro marca Bimbo, el inquilino de Los Pinos recurrió a Francisco Javier Mayorga para quedarse en la Sagarpa, un empresario agropecuario que interpretó idéntico papel a finales del sexenio foxista, sustituyendo al Rey del ajo, Javier Usabiaga; en Pemex designó a Juan José Suárez Coppel, de largo historial en la iniciativa privada (director adjunto de derivados de Banamex –Roberto Hernández, marca registrada–, tesorero corporativo de Televisa, vicepresidencia de administración y finanzas del Grupo Modelo, director general de Cinemex) y algo en el sector público (coordinador de asesores del secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz –otra marca registrada de Roberto Hernández–, y ex director corporativo de Finanzas de Petróleos Mexicanos).
El nombramiento en la Procuraduría General de la República, Arturo Chávez Chávez, merece especial atención: “se desempeñó como subprocurador y procurador del entonces gobernador Francisco Barrio en el periodo más terrible de auge de los casos de feminicidios cometidos en Ciudad Juárez, Chihuahua; también en el mismo sexenio ocupó el cargo de delegado de la PGR en la entidad. Tenía la responsabilidad constitucional y legal de investigar, perseguir y consignar a los presuntos responsables de los hechos de feminicidios ocurridos en Ciudad Juárez y no lo hizo de acuerdo con la recomendación 044/1998 emitida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos… Con los antecedentes del señor Chávez, por lo menos existe sospecha y complicidad en los múltiples feminicidios ocurridos en Ciudad Juárez. Además, él tenía la responsabilidad jurídica de brindar resultados a las víctimas y, por el contrario, entorpeció las investigaciones a través de sus funcionarios de enlace con la CNDH, lo cual lo hace una persona no confiable y totalmente inelegible por razones éticas, políticas y jurídicas para el cargo designado” (pronunciamiento del grupo parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados, 25 de noviembre de 2004, diputada Eliana García Laguna, a raíz del nombramiento de este personaje como subsecretario de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Gobernación, con Santiago Creel a la cabeza y antes de los desinteresados permisos de casas de apuestas por él concedidos a Televisa).
Cambio, lo que se llama cambio, pues no, pero más allá de lo ayer anunciado al inquilino de Los Pinos le falta mucho para disfrazar su fracaso. Por ejemplo, se auto nombró presidente del empleo
, y todos conocen los desastrosos resultados, de tal suerte que tendría que remover a su secretario del ramo, el pianista poblano Javier Lozano; prometió crecimiento económico anual no menor a 5 por ciento y un futuro venturoso para los mexicanos, pero la realidad es dramática cuan inversamente proporcional, con lo que Agustín Carstens y Gerardo Ruiz Mateos tendrían que salir de inmediato; aseguró que combatiría la pobreza, y en poco más de dos años y medio 10 millones de mexicanos fueron incorporados al de por sí grueso ejército de pobres, de tal suerte que Ernesto Cordero Arroyo debería hacer maletas.
Brilla por su ausencia la infraestructura tipo primer mundo por él prometida, con lo que el secretario de Comunicaciones, Juan Molinar Horcasitas, debe salir del gabinetazo, junto con Daniel Karam, a quien le heredó un IMSS quebrado, sin menospreciar los propios aportes de este último. Por si fuera poco, la corrupción campea en el gobierno mexicano y su amigo Salvador Vega Casillas no ha hecho mayor cosa; el gran país petrolero tronó y corre el riesgo de convertirse en importador de crudo (ya lo es masivamente de productos refinados), ergo, la política energética fracasó, lo que equivale a la salida de Georgina Kessel. Alonso Lujambio va llegando, arrastra las carencias y corruptelas heredadas por Josefina Vázquez Mota, ahora con hueso dorado en San Lázaro, y ambos, junto con la jefa Elba Esther, destrozaron a la educación pública, y la más reciente Prueba Enlace es la cereza del pastel.
En la Reforma Agraria un fantasma llamado Abelardo Escobar Prieto tendría que irse, al igual que el titular de la Semarnat, Juan Rafael Elvira Quesada, y el de la Profepa, Patricio Patrón Laviada (otra marca registrada de Roberto Hernández): uno por no darse cuenta
del ecocidio que sufre el país, el otro por ser uno de los promotores, y así por el estilo en el gabinetazo calderonista.
Es comprensible que Calderón limitó a tres los movimientos, pues si de un solo golpe hace los cambios que el país reclama, entonces se le acabarían las fichas y las justificaciones y él mismo tendría que cerrar la puerta por fuera.
Las rebanadas del pastel
¡Sorpresa!: privatizaron, subrogaron, protegieron a los patrones, pisotearon a pensionados y jubilados, arrasaron con uno de los pilares de la política social del país, y ahora se quejan de que el IMSS está quebrado, y le meterán la mano a las reservas institucionales para destrozar lo poco que aún queda en pie. ¡Felicidades!, Zedillo, Levy, Fox, Calderón: lo hicieron de maravilla… Y hoy, el paquetazo.